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sábado, 20 de julio de 2013

Capítulo 1- Desuniones

Las luces azules se reencontraban con las blancas, las dos señalando al escenario. La gente estaba excitada y sus gritos no cesaban. Se podía oler las, sobrepasadas, copas de alcohol ingeridas por un grupo de adolescentes  que se les veía desde donde Derye estaba sentada y se podía oler también una especie de mezcla del sudor del público y otros olores desagradables.

En el minúsculo apartado del local se encontraban su hermano Kyle, sus amigos y ella. Por lo general se podría pensar que Kyle y ella eran  gemelos, o mellizos por sus similitudes físicas: Pelo castaño y ondulado, piel blanca, ojos castaños, dedos finos y la peculiaridad de su forma de expresarse. Pero aun así, en el sentido de personalidad, eran totalmente distintos.

Mientras su hermano era uno de los chicos más populares en su pequeño barrio, ella era la más introvertida. Esto es la consecuencia que se encontrara con ellos en ese local minúsculo de la Calle Covent. A su madre, Marilyn no le hacía mucha gracia que no saliese mucho de casa y que solo tuviese dos o tres amigas, así que le obligaba a su hermano a llevarla con él a sus fiestas. A esto Kyle, nunca se quejaba, más bien le gustaba.

-¿Así que esta es tu hermanita pequeña? – Preguntó una chica morena, sin ni siquiera mirar a Derye, a su hermano.

-Sí, a mi ma…-Decía alzando la voz porque en ese instante el público empezó a gritar. Las luces ahora parpadeaban y dejaban ese lugar oscuro casi sin luz, hasta que el grupo salió.

-¡Han empezado! – Gritaba el mejor amigo de su hermano, Sebastian – Valla, sí que tocan bien- Derye se giró para poder verles. No estaban ni mal ni bien, eran un grupo de los tantos que estaban aprendiendo a tocar y buscaban fama, o ampliarla en su caso por lo que se podía ver.

-Conozco a una amiga que los conoce, quizás podamos ir a la fiesta que harán esta noche- Decía la chica morena, que en realidad se llamaba Mary.
Kyle  antes de responder miró a su hermana pero luego a Mary, la cual le estaba acosando con los ojos.

-Claro, iremos – Contestó  Kyle. Derye lo fulminó con la mirada.

Tenían que estar en casa a las once y eran las diez. Suponiendo que el grupo acabaría a las once y media, la fiesta de la que hablaba Mary empezaría a las doce, y si volvieran a las doce su madre les echaría una buena bronca. Aun así Kyle la ignoró y empezó a hablar con su ‘’amiguita’’.

Derye miró el móvil, tenía un mensaje. Uno de Alice, su mejor amiga desde primero de ESO.

-¿Cómo te lo estás pasando? – Preguntaba

-Genial, se podría decir que he llegado a un nuevo nivel de contar cuantas copas se toman los amigos de mi hermano.- Le escribió. 

No le gustaba nada ese sitio, ni los amigos de su hermano, con alguna excepción. Solo quería salir de ese lugar.

- Vamos, no puede ser tan malo- Respondió. A lo que Derye le contestó en un tono cortante  que lo dudaba mucho, que hablarían mañana en su casa.

Cerró el móvil. Y empezó a jugar con la pulsera que tenía. No la distraía.

-Kyle- Dijo, pero no la escuchaba gracias a la estupendísima música- ¡Kyle!- Volvió a repetir gritando.

- ¿Qué pasa?- Se giró e hizo una mueca que seguramente significaría que me diera prisa.

-Voy al baño, ahora vuelvo- Dijo levantándose indignada.

-¡No te pierdas!- Decía riendo mientras Mary se acercaba más a él.

Derye bajó las escaleras que conducían a la pista donde estaba el público, al cual tuvo que rodear para poder llegar a los servicios. La gente saltaba, bailaba, gritaba. Estaban excitados, emocionados.

Le llevó su tiempo llegar, pero al final consiguió entrar. No era tan asqueroso ni espantoso como pensaba que sería. Tenía que de admitir que para tener 16 años, era bastante pesimista.
Se miró al espejo. Allí estaba ella, bajo una luz que hacían ver sus ojos con un tono más miel y su pelo brillante. Tenía buen aspecto con su vestido azul, incluso con tu torera negra encima. En esa época del año seguramente hubiera sido mala idea no llevarla. Aun así a la amiga de su hermano parecía que no le importaba el frio demasiado.

Volvió a revisar su móvil. Eran las 11.Tenía otro mensaje. De Sebastian.

-¿Estas bien? Llevas bastante rato en el baño…Por cierto tu hermano la está liando parda con unos tíos, así que pequeña ven aquí.

Perfecto aparte de que ya eran las once, su querido hermano Kyle se había metido en una pelea. Soltó un suspiro, cogió su bolso y se dispuso a echarle una bronca a Kyle.

Al salir del baño los visualizo a todos levantados cogiendo a Kyle de los brazos, y en frente a dos chicos de unos 18 años.

Derye se acercó y subió las escaleras. Nadie la miró excepto uno de los dos chicos. Tenía el pelo negro, el cual contrastaba muy bien con sus ojos azules y su piel pálida. Vestía de negro. Derye sintió como su mirada se clavó en ella. Era una mirada gélida, pero penetrante. Una sensación estremeció el cuerpo de Derye

-Decidle a vuestro amigo que se calme, solo queremos ser vuestros amigos- Decía en un tono de burla el otro chico. Era un poco más alto que el otro, pero tenía el pelo rubio y unos ojos totalmente verdes. También vestía de negro

- ¿Qué están pasando aquí?- Preguntó Derye y recién todos se volvieron a mirarla- ¿Kyle que pasa?

- No te metas en esto…- Decía Kyle apretando los diente- ¡Suéltame! – Gritó a Mary, y esta lo soltó- No pasa nada, ya se iban.

- Mm…- Dijo el chico rubio oliendo a Derye- ¿Quién es esta? ¿Tu novia puede ser?- El chico de los ojos azules prestó más atención- Veo lo que hay en tu ojos- Dijo el chico rubio.

-Es mi hermana. No te acerques a ella- Diciendo esto cogió a Derye del brazo fuertemente y la puso a su lado.

-Me llamo Derye- Dijo enfadada y librándose de la mano de Kyle. Él la miró atónitamente.

-Encantado señorita, en realidad no buscamos problemas- Sonrió y miró a Kyle- Lo que pasa es que no nos gusta que los humanos jueguen con nosotros.- Era un tipo extraño, aun así era como si la hipnotizara.

Humanos. Debería creerse alguien muy importante para llamar a alguien así.

-Me llamo Burt- Decía el rubio- Y este es James. Encantado de conocerla- Sonrió.

-Dejaros de rollos y largaos de aquí- Decía Kyle-. Parecía aún más enfadado

-Bien, por hoy lo dejaremos. Pero recuerda. Nos debes algo, y nos lo darás- Dicho esto descendieron las escaleras. En esto el chico de ojos azules, James, se giró y miró a Derye con curiosidad unos segundos y después descendió también. Ella los observó hasta la salida y luego miró a su hermano, Sebastian y Mary.

-¿De que iba todo esto Kyle?- Gruñó enfadada.

-Nada importante. No le des importancia enserio. Déjame- Suspiró- Esta bien. Todo está bien.

-¿Como que nada importante? Ibais a pegaros.

-Chicos, ¿Qué tal si dejamos todo este drama y vamos a la fiesta del grupo?  -Dijo Mary.

-Ni de coña, Kyle tenemos que ir a casa- Dijo Derye, en un tono serio.

-Vamos Derye, será divertido- Decía Sebastian sonriendo. Desde hace meses Sebastian y ella estaban por así decirlo, atraídos pero los dos eran demasiado tímidos como para decírselo. Era lo malo de las personas tímidas. Posiblemente si alguno de los dos nunca se declaraba todo se dejaría pasar y al final se olvidarían el uno al otro.

- ¡Oh…! Está bien…- Dijo enfadándose consigo misma por tener tan poca auto voluntad

-Bien- Dijo Kyle en un tono serio y miró fijamente a Sebastian, fulminando la mano que tenía apoyada en el hombro de su hermana, con la mirada. Un hermano protector, pensó Sebastian

- Si mamá se cabrea, tú cargas con el marrón- Advirtió Derye.

-Está bien, está bien. Bueno… ¿A que esperamos? Vamos a la fiesta- Dijo Mary. Se notaba que quería ir a esa fiesta.

Salieron del local, en la calle se respiraba a aire fresco y había bastante silencio. Mary estaba llamando a la supuesta amiga que les ayudaría a entrar a la fiesta, Kyle estaba al lado de ella; Sebastian y Derye estaban sentados en el suelo. Para la sorpresa de Derye, no había llovido como habían pronosticado en la tele, pero parecía que no faltaba mucho.

-Y bueno ¿Cómo te van las cosas?- Preguntó Sebastian.

-Bueno bien, ya sabes, lo normal- Decía mientras miraba el móvil- ¿Pequeña eh?- Sonrió

- Sí, soy mayor que tú por dos años, así que puedo llamarte pequeña- Dijo riendo y Derye le dio un golpe en el brazo-

-¿Y tú? ¿Cómo estas con Kath?- Preguntó Derye recordándose a sí misma que no podía dejarse llevar por la simpatía de Sebastian, que sería incorrecto.

-Bueno…La verdad es que lo dejamos la semana pasada- Aclaró en un tono neutro- No estábamos hecho el uno para el otro, estamos mejor como amigos. Realmente mejor- Rio.

-Lo siento. No lo sabía. No tendría que haber sacado el tema.

-Tranquila, no hay malos rollos ni nada, si estamos mucho mejor como amigos, enserio- 
Volvió a reír- No todo es siempre tan complicado.

Sebastian siempre sorprendía a Derye con su forma de vida. Ella lo encontraba atractivo y esa noche debajo de las farolas aún más. Resaltaban su pelo castaño y sus ojos pardos.

Derye se quedó mirando el cielo unos instantes. Estaba totalmente cubierto por nubes, aunque se podía distinguir un poco la luna por encima de ellas. Estaba preocupada. Por una parte, se habían pasado del toque de queda de su madre, lo cual llevaría a los hermanos a tener una desagradable conversación con su madre sobre el peligro de la calle, las drogas…

Por otra parte estaba nerviosa por estar tan cerca de Sebastian. Eran amigos, claro está, se habían estado enviando mensajes todas las noches y hablando hasta la madrugada, pero aun así, ella sentía que era incorrecto estar con él, ya que salía con Kath, su segunda amiga más cercana después de Alice.

Era tan complicado, pensaba Derye todas las noches después de decirle adiós a Sebastian.

Mientras Derye seguía en sus pensamientos un coche negro se acercó, y al abrirse la ventanilla delantera, apareció la cabeza de una chica pelirroja, seguramente teñida.

-¿Entráis o qué? – Dijo la pelirroja con una voz algo chillona- Me llamo Chris- Dijo sonriendo a Sebastian y Derye. Se suponía que se estaba presentando o algo.

- S…si- Dijo Derye algo confusa, como despertando de un sueño o algo parecido, sus pensamientos. Se miró las manos y se dio cuenta que no tenía su pulsera. Genial, seguramente se le habría caído, o eso pensaba.

Todos entraron al coche. Era bastante grande, parecía caro. Seguramente el tipo de coche que su familia no se podría permitir en años.

-Será un viaje un poco largo- Se propuso a decir Chris. Una vez empezando a conducir, chirriando las ruedas a la vez.

***

El reloj avanzaba lentamente y su pequeño sonido, retumbaba por toda la sala. Un sitio pintoresco, pero a la vez elegante. Había columnas de mármol con formas espirales, en las cuales tenían grabadas escrituras antiguas. El suelo de mármol negro encajaba bastante bien con la alfombra blanca alargada de piel de oso. 

Se podía oler a noche. Una sensación fría y distante.

Kurt estaba echado en un sofá blanco, con una copa de vino en la mano. Mirando al techo lleno de estrellas y cuerpos celestes. Pensando en algún tipo de plan decorativo para la sala.

-No. Definitivamente no. No me gusta nada estas paredes. Tienen que ser más sofisticadas- Decía con la mano sobre la cara- ¿Qué te parece a ti James? – Preguntó a la vez que se sentaba y daba un sorbo a su copa de vino.

-Está bien – Se limitó a responder mientras jugueteaba con una pulsera plateada- Kurt.

-¿Si?- Dijo mirando la pulsera con curiosidad- ¿De quién es?

-No importa- Hizo una pausa- ¿Crees que deberíamos ir?

-Claro que sí, ese tipo nos debe algo, y no soporto que no nos lo devuelva –Decía levantándose con un tic nervioso.

-Mucha gente nos debe cosas- Volvió a jugar con la pulsera- Deberíamos dejarle un poco de tiempo.

-Ya son las doce y un minuto. Ya le he dejado tiempo suficiente- Rio

Kurt se dirigió hacia el ventanal donde estaba sentado James. Su pelo rubio se volvió plateado bajo la luz.
Sus ojos verdes estaban mirándolo curiosamente y una sonrisa exagerada se dibujó en su cara. La cual no le hacía menos atractivo.

-¿Su hermanita eh? – Volvió a reír -¿No crees que es muy joven para alguien como tú? Creo que si te acercaras a la chica, su hermano te pegaría una paliza. No, tú se la darías.

-No. Y no tiene nada que ver, es solo que… - Se paró en seco y miró la luna que aparecía entre las nubes.

-Bueno, si no tiene nada que ver…Entonces vamos, que seguramente ya estarán en esa ridícula fiesta humana. Pobres idiotas, solo ven los que quieren ver. No saben nada, nunca saben nada- Dijo finalmente Kurt adentrándose en la oscuridad

- Vamos James, la noche espera. Es hora de la diversión- Hizo una risa bastante exagerada otra vez

Dicho esto unas alas totalmente negras aparecieron en su espalda. Enormes y llenas de plumas. Parecían delicadas y mortíferas a la vez…

Sus ojos se clavaron en James, y un ligero tono rojizo parpadeó en ellos. Finalmente salió por el ventanal, dejando un rastro de niebla negra a su alrededor.

James miró la pulsera un poco más y la guardo en el bolsillo de sus pantalones de cuero negro lleno de cadenas.

Poco después unas alas negras aparecieron en su espalda dejando una delicada figura entre las sombras. Sus ojos destellaban un rojo más intenso y su anillo en el dedo corazón  brilló con un intenso azul.

-Se acerca la hora- Se dijo a sí mismo y sus ojos azules recobraron su lugar en los rojos. 

Dejando un poco de tiempo ascendió de la misma manera que Kurt. Aunque no dejó niebla negra, solo una sensación fría y pesada.

El cuarto se quedó en silencio total, solo se escuchaba el tic tac del reloj.

Todo volvía a ser frio y distante. Mucho más.

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