En la Calle Covent, en Reino Unido, una mujer
esperaba sentada en las escaleras que conducían a su porche. Llevaba mirando su
teléfono móvil desde las once y cuarto hasta ahora. Miró el nublado cielo,
intentando despejar su cabeza. Marilyn era una mujer joven, de unos 36. Tenía
el pelo oscuro, lo cual destacaba mucho sus ojos verdes.
Era una madre muy buena y cariñosa, aunque no podía
darle todo lo que sus hijos querían. Los intentó criar sola, pero no pudo así
que buscó un marido al cual intentó hacer pasar por el padre de sus hijos. Fue
el mayor error de su vida, se decía cada noche. Aquel hombre de cuarenta años
se convirtió en un maltratador, pero ella no podía hacer nada ya que le
necesitaba por alguna misteriosa razón. Aguantó 2 hasta que sus hijos tendrían
entre nueve u ocho años, ya que aquel hombre murió por un coma etílico. Desde
ese momento se sentía más aliviada, pero la culpa siempre la tenía.
Volvió a mirar el cielo y abrió de par en par sus
ojos verdes. Estaba menos nublado, lo que ocasionaba que la luna se dejase ver.
Su rostro palideció, rápidamente marcó un número. Pasaron unos segundos hasta
que alguien contestó.
-¿Hola?- Preguntaba un voz masculina, de unos 36
años, desde el otro lado de la línea.
-Mikel – Dijo seriamente.
-¿Marilyn? ¿Eres tú? – Dijo preocupadamente el
hombre.
-Kyle y Derye no han vuelto – Dijo dudando – Hay
luna de Disiunctionem. Mi anillo Aspicientis no recibe cambios en su flujo de
vida, pero no cogen el teléfono.
- Haber Marilyn, ¿No crees que simplemente se les
ha pasado la hora y les miedo volver por las represalias? – Suspiró- Además
desde la derrota de los hijos de…
-Entiendo. Tienes razón- Dijo rápidamente
-Maril… - Decía el hombre pero Marilyn le había
cortado la línea
La mujer suspiró y cerró el móvil.
-Todo acabó Marilyn- Se dijo a si misma- Ya no hay
peligro.
Se levantó de las escaleras y volvió a mirar
fijamente la luna. Demasiados recuerdos malos se decía. Aturdida se fue a su
cuarto, no sin antes pensar un castigo de categoría ejemplar para sus hijos.
***
La luna brillaba con más fuerza que nunca. El aire
gélido junto a la oscuridad de la noche encajaba perfectamente.
El ligero y frio aire hacía que el cabello de Derye
hiciese formas ondulas. Su fino rostro su encontraba expuesto a la blanca luz
de la luna y ella misma cargada en los brazos de un joven, James. A pocos
metros se encontraba Kurt volando con sus enormes alas negras.
Llevaba
encadenado a un caballo alado, Mist, un Pegaso negro. En él iba esposado Kyle.
-Esto es demasiado bueno- Reía Kurt mientras
descendía con Mist y Kyle.
-No veo la parte buena. Hacer trabajo. Solo eso-
Dijo James en un tono neutro.
-Oh James- Suspiró Kurt- Como se nota que recién
llevas poco más de medio siglo en esta estupendísima industria- Se limitó a contestar
con un tono sarcástico.
- Lo que tú digas- Sonrió y miró a Kyle- Yo que tú
no intentaría escapar- Dijo mirando de reojo hacía el suelo. Kyle miró hacia
abajo y se arrepintió al instante.
Se dirigían hacia el centro. Eran aproximadamente
las dos de la mañana una hora lo bastante buena para James y Kurt, ya que
seguramente en estas fechas y a esa hora, la mayoría de la gente ya estaría
ebria y nadie les creería si alguien dijese que ha visto en el cielo volar a
dos personas y un caballo.
James miró el rostro de Derye. Era tan perfecta;
sus ojos, su fina nariz, sus labios…Le atraían, pensaba. No, se corrigió, ella
le atraía. Desde que la vio por primera vez había sentido como algo recorría
todo su cuerpo no sabía que era, pero le preocupaba que eso le hiciera carecer
de sentido racional, como había hecho en la fiesta de aquel puñado de
adolescentes.
Fijó la mirada en la muñeca de la joven. Tantas
preguntas pasaron por su cabeza sobre alguna razón eficiente para entender
porque su pulsera había brillado a la vez de su anillo.
-¿A dónde vamos?- Dijo Kyle mirando a James
fijamente, mientras este aun miraba el rostro de la chica.
- No te incumbe bestia- Dijo Kurt. Acto seguido
miró a James- Tú, abre el portal- Dijo finalizando. Él no le respondió y eso
hizo que Kurt maldijera en voz baja.
James fijó su vista en la fachada de un elevado
edificio gris. En esto descendieron hasta tocar la fachada.
-Estoy cansado, hazlo tú- Dijo James aun con Derye
en los brazos.
-Como quieras- Gruñó Kurt haciendo un gesto con su
mano y tirando de las cadenas de Mist con fuerza.
Delante de los cuatro, cinco contando a Mist, se
abrió una especie de pared liquida. Brillaba en un tono verde esmeralda. Kurt
volvió a tirar de Mist y este respondió ante él. Se elevó en dos patas he hizo
que Kyle se callera.
-Maldición- Gritó Kyle. A poco de esto Kurt se
acercó a él.
-No te quejes, lo que viene a continuación será
peor- Dicho esto lo cogió de la camiseta y lo arrastró junto a Mist hacia el
portal.
El líquido portal se vio alterado al hacer
desaparecerlos en él.
James miró el portal y luego a la chica. Derye
movió un poco la cabeza y entreabrió los ojos pero el cansancio era aún tan
grande que la obligó a volver a cerrar los ojos.
En esto se adentraron en el portal y desaparecieron
en él al igual que Kurt y el resto.
Aparecieron en una gran sala decorada a su
alrededor por gigantescas columnas de mármol en forma de espiral y un suelo de
mármol también, aunque negro y más brillante. Una elegante alfombra blanca
recubría una parte del suelo de mármol, y los sofás blanco también, se
alternaban con otros granates.
El techo estaba recubierto de cuerpos celestes, lo
cual sorprendió a Kyle. Estaba fascinado por la belleza y austeridad que ese
sitio emanaba.
-Mist- Dijo Kurt haciendo un signo que significaría
que se fuera.
Así lo hizo el Pegaso y se dirigió elevándose hacía
el techo, el cual atravesó como el portal, aunque en forma de cielo- ¡Gramare!-
Llamó Kurt, con un tono de poderío. En eso apareció una joven chica con el pelo
totalmente negro y ondulado, con unos ojos al igual que los de James.
-James, Kurt- Dijo mientras hacia una reverencia.
Miró detenidamente a James y a la chica que sujetaba en brazos- ¿Quién es?-
Preguntó con curiosidad.
-No preguntes, solo llévala a un dormitorio y
atiéndela.- Dijo James mientras se dirigía a una gran puerta.
-Hermano…-Contestó Gramare pero él no respondió,
seguía caminando. Ella lo siguió y miró a Kurt, después a Kyle, el cual la
vigilaba junto a James. Se llevaban a su hermana, pero él no podía decir nada
al respecto. No después de lo que había hecho.
***
Kyle miró al suelo unos instantes y luego las
esposas de sus manos. Se habían empezado a formar heridas alrededor de ella que
rápidamente sanaban pero volvían a aparecer, haciéndole imposible mover las manos.
-Acero forjado con verbena- Dijo Kurt mientras se
serbia una copa de vino. Suspiró y dirigió su mirada hacia Kyle- Eres novato,
no sabes ni tus debilidades. Te haría un favor matándote pero por alguna razón
aparente- Miró hacía la gran puerta por la que habían cruzado James cargando a
Derye, junto su hermana- James no me
deja hacerlo.
-Inténtalo- Le retó el chico- No tengo nada que
perder.
-¿Seguro?- Sonrió Kurt a la vez que se acercó hacia
él. A unos milímetros del rostro. Kyle se quejó de dolor y Kurt le susurró-
Todo a su tiempo. Todo a su tiempo- Decía mientras le quitaba la daga que le
había clavado en el estómago. La sangre brotó y manchó la camisa verde. Sangre
que paró en cuestión de segundos y el joven se reincorporó, aunque sentado.
-Si la tocáis os mataré. Lo juro- Dijo Kyle
apoyando en una de las enormes columnas.
-No nos interesa matarla- Respondió mirando la daga
que le había clavado y después la lanzó a varios metros a distancia- Podría ser
importante para nosotros- Sonrió y miró a Kyle- Y posiblemente tú también.
Incluso podríamos quitarte esa horrible maldición que tienes- Reía y volvió a
beber un sorbo de su copa.
Kyle abrió mucho los ojos y le miró atónito.
-¿Qué tengo que hacer?- Preguntó este rápidamente.
-Todo a su tiempo. Todo a su tiempo- La sonrisa de
Kurt volvió a exagerarse y se tumbó en un sofá granate. Llevando el ultimo
sorbo de su copa de vino a su boca.
Gramare miraba a su hermano, tenía la puerta
entreabierta hacia la habitación donde estaba echada Derye. Sus ojos azules se
quedaron fijamente en los de él. Mientras de vez en cuando miraba de reojo a la
extraña invitada que estaba en el cuarto.
-¿Quién es?- Preguntó- No puedes traer aquí a una
humana- Decía en voz baja pero aun así se le escuchaba bastante. Él no respondió.
Solo la miró.
- No lo sé. Pero ha pasado algo con el anillo- Dijo
mientras se lo mostraba- He sentido algo muy extraño. El anillo y su pulsera se
iluminaron.
-¿Kurt te ha dicho algo? ¿Te ha dicho porque?-
Preguntó sorprendida y atónita a la vez.
-No. Por eso la tenemos aquí- Suspiró- Aquí el
tiempo pasa mucho más despacio que en el mundo humanos Gram.
-Losé, un día aquí equivale a diez minutos allí-
Dijo como si estuviera repasando alguna lección- Pero…
-Gram, escúchame- Dijo cogiéndola de los hombros- Debes
prometerme que si se despierta, y te pregunta, no le responderás. No hablaras.
No dirás nada.
-Te lo prometo- Dijo la joven mirándolo extrañada-
Pero James, me tienes que explicar que pasa- Dijo cogiéndolo del brazo.
-Te lo explicaré, pero por favor ahora solo
vigílala- Diciendo esto se soltó de su mano y se dirigió a él gran salón. Ella
le siguió con la mirada hasta que desapareció por el salón. Su hermano actuaba
distinto se decía ella.
Entró en la habitación donde se encontraba Derye y
cerró con llave. Se dirigió hacia ella y se sentó en un lado de la gran cama
donde estaba echada. Miró las delicadas y suaves telas de la cama. El intenso
granate se juntaba con las inmensas almohadas negras y blancas, junto con el
delicado cabezal negro. La habitación era más bien poco iluminada solo se
filtraba la luz de las miles de estrellas que se veían por las dos grandes
ventanas situadas una al lado de otra de la cama.
Observó su fino rostro y se lo tocó. Estaba
totalmente ardiendo. Posó su mano en su frente y un gélido aire salió de ella,
enfriando su temperatura corporal. La fiebre había bajado.
Gramare aparentaba 15 años y sus fríos ojos la
hacían ver aún más pequeña. Se levantó y acomodó su vestido de terciopelo
verde. Se dirigió a la cómoda y se miró en el espejo. Se quitó los lazos que
adornaban su larga y negra melena.
Escuchó la respiración agitada de la muchacha y
unas palabras entrecortadas. Se acercó y la miró interesada. Le apartó el mecho
castaño. Le resultaba bastante familiar, como si ya la hubiese visto y al
instante se fijó en su muñeca. Su plateada pulsera desprendía un color azul
intenso. Mientras la miraba atónita notó que su colgante brillaba también.
-Imposible- Dijo mientras se levantaba de la cama y
se dirigía hacia el gran ventanal llevándose la mano al pecho. Estaba nerviosa
y expectante. Su colgante dejó de brillar pero estaba tan sumergida en sus
pensamientos y preguntas que no le prestó mucha atención.
Derye entreabrió los ojos. La cabeza le dolía
mucho. La chica juraría que había visto a James
y sus penetrantes ojos azules hace nada, pero pensó que sería una
alucinación. Finalmente se recompuso y abrió los ojos.
Deseó no haberlo hecho, ya que todo se le vino a la
cabeza. La locura en los ojos de su hermano, Kurt y James, la sangre… Se llevó
la mano al cuello. Tenía dos pequeños agujeros, los cuales confirmaban sus
sospechas.
Miró a su
alrededor. No estaba en el bosque sino en una habitación bastante grande y a
oscuras.
Divisó a una figura. Una chica con el pelo negro y
ondulando, la cual la bañaba la luz de la luna. Su piel era pálida y perfecta.
La chica se dio cuenta de su presencia y la miró fijamente, indecisa de decir
algo.
Derye la miró extrañada, se parecía mucho a James.
Sus ojos, aquellos ojos azules eran igual de fríos.
-¿Dónde estoy?- Preguntó Derye rápidamente. Buscó
su bolso para ver su móvil. No estaba por ningún lado. La chica no respondió
solo la miraba. Derye se puso nerviosa he intentó levantarse. Fue un error ya
que sintió un gran mareo que le obligó a sentarse en la cama. Al verla la chica
se acercó rápidamente a ella.
-Se te pasará, no estás acostumbrada- Dijo
rápidamente. Su voz era tan delicada al igual que ella. Por su aspecto lucia de
unos 14 o 15 años.
La chica la miró detenidamente y la misma sensación
que sintió James se apoderó de ella- ---
-Me llamo Gramare, soy la hermana de James-
Dijo finalmente. Era evidente, se parecían mucho se dijo a si misma Derye.
-¿Y mi hermano?- Pregunto Derye. La chica la miró
extrañada.
-¿Aquel chico era tu hermano?- La miró atónita- No
os parecíais- Reflexionó un momento y al final habló- ¿El vampiro?- La palabra
vampiro retumbó en su cabeza. Su hermano era un vampiro y aun no lo asimilaba.
-Sí- Dijo aturdida. Desde pequeños siempre les
habían dicho que parecían gemelos por su pelo, estatura, ojos… ¿Cómo que no se
parecían?
-Estará bien por el momento- Dijo cortantemente y
miró las marcas de su cuello- ¿Te ha atacado verdad?-
Derye asintió con la mirada perdida.
Intentó volver a levantarse y Gramare la ayudó.
Poco a poco se fue acostumbrando a la sensación de mareo y pudo reincorporarse
completamente.
-Necesitas asearte- Le dijo Gramare extendiéndole
la mano. Derye sabía que podía ser peligroso fiarse ella, pero accedió y le dio
la mano. Gramare abrió una puerta continua a la habitación donde se encontraba
un enorme lavabo con una gran bañera. Todo estaba hecho básicamente de mármol
blanco, aunque el gran espejo estaba enmarcado por madera oscura.
-Tómate el tiempo que necesites- Advirtió Gramare
con una leve sonrisa. Parecía una buena chica pensó Derye al mismo tiempo que
se desprendía de la ropa y se dirigía a la bañera, la cual estaba escondida
detrás de un gran muro de mármol. Se sintió segura al ver el muro y se adentró
en ella.
Estaba llena, al parecer Gramare la habría llenado
previamente de agua caliente. Una vez dentro se puso cómoda y miró la pared que
estaba mojada por la humedad. Pasó bastante rato allí. Cuando sintió que ya era
suficiente salió de la gran bañera.
Para su sorpresa encontró un albornoz azul junto a un vestido parecido al de
Gramare aunque en tonalidades oscuras, casi negro. Se cubrió con el albornoz y
se dirigió al espejo.
Con la mano quitó lo empañado y se vio. Dejo
escapar un grito ahogado. La chica que había en el espejo era ella, aunque
parecía cambiada. Sus ojos mieles tenían pequeñas mutas de colores azules.
Se miró más de cerca, era imposible. Su pelo
también estaba distinto, parecía más largo y más pelirrojo que castaño.
En cierto modo se parecía más a su madre ahora. Su
pálida piel estaba radiante y mucho más perfecta de lo que jamás en su vida
hubiese estado.
Se quedó mirando su reflejo unos minutos y
finalmente se vistió con el bonito vestido de terciopelo. Se acomodó el pelo y
se dirigió a la puerta, en la cual unos zapados negros estaban esperándola. Se
calzó y abrió la puerta.
Cuando Gramare la miró se quedó unos segundo
observándola y luego le hizo un gesto para que se acercara al tocado que había.
-Pareces más relajada- Decía Gramare mientras
cepillaba el pelo de Derye. Las ondulaciones que se le habían formado se le
alargaban hasta la cintura. Le hizo un semirecogido decorando su melena con
horquillas brillantes- Derye ¿Verdad?- Decía mirándola tras el espejo.
-Sí- Dijo asintiendo- ¿Puedo preguntarte algo?
-Claro.
-¿Qué es todo esto? He de admitir que no he
preguntado mucho antes porque estaba bastante aturdida y confundida, pero por
favor… ¿Qué pasa?- Suplicó expectante a una respuesta.
La chica la miró con sus enormes ojos azules,
Gramare no sabía que decir. James le había hecho jurar que no diría nada y ya
se había ido de la lengua en varias ocasiones, pero por otra parte sentía que
podía confiar en ella. No sabía porque pero lo sabía.
-No tengo mucho información- Suspiró- Pero sé que
es algo relacionado con tu pulsera y el anillo de James- Y mi colgante pensó-
No sé mucho sobre esto realmente pero sé que tú eres la respuesta a muchas de
nuestras incógnitas. Nosotros, James y yo…-Paró de hablar- Lo siento- Se
disculpó a lo que Derye respondió que no pasaba nada.
Derye miraba su nueva y extraña mirada, en cierto
modo le asustaba no lucir como antes, pero se sentía más tranquila por alguna
razón inexplicable.
-¿Puedo verle? A Kyle- Preguntó y la chica se quedó
pensando. Supuso que se refería a su hermano así que se limitó a hacer una
mueca.
-No deberías, no debería, pero…-suspiró y se
dirigió a la puerta. Sacó una llave de algún bolsillo de su vestido y abrió la
puerta. Derye se levantó y se dirigió a la puerta también. Al abrirla, sintió
frio y se alegró de que el oscuro vestido llevara mangas largas.
Gramare empezó a caminar por el pasadizo dejando
ver su perfecta figura esbelta y delgada. Era tan delicada que parecía que se
rompería en mil pedazos se decía Derye.
Se giró para ver a Derye y le hizo un gesto para
que caminara a su lado. Así lo hizo. El suelo era de mármol, como no, un negro
y frio mármol al igual que todo el pasadizo.
-Pensaras que somos malos ir a por tu hermano- Hizo
una pausa- No es que nos entusiasme mucho, excepto a Kurt. La verdad es que tu
hermano cuando…-Calló. Pensó que no sería adecuado decirle: ‘’Cuando tu hermano
murió y se transformó en vampiro’’.
-Entiendo- Dijo Derye apretando el vestido.
-Detectamos que un vampiro estaba causando
problemas en el bosque más cercano. Los animales aparecían desgarrados, y una
noche mientras lo buscábamos, lo encontramos. Intentamos apresarlo, pero por
alguna razón Kurt le dio parte de su sangre. No estábamos a favor James y yo,
pero no tuvimos más remedio que obedecer. En ese momento James aun no era jefe.
>>Meses después Kurt nos contó que aquel vampiro
tenía que pagarnos con algo que solo él podía hacer. Matar vampiros neófitos.
Nosotros no podemos, ya que son demasiado rápidos y su mordedura es mortal para
los…-Volvió a parar- Para los que son como nosotros.
-¿Qué sois?- Preguntó ella desconcertada.
-Espero que ellos te lo puedan explicar mejor, como
te he dicho antes, aun no se mucho, sonrió apenada- Lo siento- Derye asintió y
le dejó seguir con la historia.
-El vampiro dejo de matarlos. Kurt no le dio
demasiada importancia, pero pasaron varios días, hasta que fueron a verle. Estaba
en estado agresivo, pero se controlaba con los humanos. Entonces que empezaron
a frecuentarlo-Dijo con una sonrisa leve- Hasta hoy.
Gramare se detuvo frente a
una gran puerta de roble. Habían llegado.
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