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lunes, 9 de septiembre de 2013

Capítulo 4 - Desvelaciones

Las grandes y oscuras puertas se abrieron, dejando un leve sonido de eco. La enorme sala estaba decorada por ventanales que se elevaban hasta el techo, dejando así ver el cielo estrellado. El suelo, de mármol claro está, para su sorpresa no era negro, sino gris. Debería haber unas seis estanterías repletas de libros viejos y llenos de polvo en aquella sala. En el centro de esa gran sala se encontraban Kurt y James mirando unos de los viejos y polvorientos libros. Una gran pila de libros se había acumulado encima de la mesa de roble.

Avanzaron unos pasos más, hasta que por fin se dieron cuenta de su presencia. Kurt miró a 
Derye curiosamente de arriba abajo. Ella se sintió bastante incomoda y miró rápidamente a Gramare, la cual comprendió de golpe su incomodidad y miró a James. El chico estaba perdido entre sus libros y solo las miraba de reojo.

-James- Decía su hermana acercándose hacia donde este.

-¿Qué?- Respondió finalmente mirando bien a su hermana y después a Derye. La miró desconcertado y finalmente volvió a mirar a su hermana.

-¿No te dije que…?-Reclamó dejando su libro polvoriento en la mesa, pero no le dejaron acabar.

-Insistí yo- Dijo Derye- Quiero ver a mi hermano.

-Pero él a ti no- Dejo claro Kurt y se acercó a ella- No por ahora.

-Pero…-Insistía la chica toqueteando las mangas del vestido.

-No se puede hacer nada, esa bestia no quiere verte- Dijo poniendo fin a la discusión James. Bestia. Esa palabra resonaba en su mente como mil agujas cayendo al suelo.-Lo mejor sería que te vayas a tu habitación.

-¡No!- Gritó y se cayó de rodillas- Solo…Solo quiero que todo vuelva a ser como antes. Quiero que mi hermano esté bien. Quiero ir a casa. Mi madre estará muy preocupada. Mis amigos. Todos…- Una lágrima cayó por su mejilla mientras decía la última palabra.

Todos callaron. Un gran silencio pobló la enorme sala. La luz de la luna y las estrellas se filtraba por los gigantes ventanales, dejando todo con una limpia iluminación.

-Y todo volverá a ser así- Dijo una sombra que se dejó ver detrás de una de las estanterías. 

Una mujer de media edad se acercó hacía Derye. Ella la miró atentamente. Tenía una gran melena rubia pelirroja que le caía por la espalda y llevaba un elegante vestido rojo. El eco de sus tacones resonó por toda la sala.

-Miranda- La miró incrédula Gramare. La mujer ayudó a levantarse a Derye y delicadamente limpió la mejilla de la chica con su dedo.

-James, Kurt – Dijo Miranda mirándoles- Esta chica lo único que quiere es su vida de antes, pero desgraciadamente cariño- Volvió a mirarla- No será tan fácil. Es difícil- Dijo mientras le apartaba un mechón de la frente- pero no imposible.

-Yo…Tengo que volver a casa. Mi madre estará muy preocupada. Podría encubrir a Kyle hasta que vuelva a ser normal. Podría…Podría…- Dijo nerviosa. Apretó fuertemente su vestido.

-Eso no es problema. La verdad es que tenemos la solución – Sonrió- No podemos enviarte con tu madre hasta que resolvamos algunas cosas. Pero la parte buena es que tenemos la mayor ventaja del mundo. El tiempo.

-No lo entiendo- Respondió confusa- Aquí es de noche aún, pero deben de haber pasado varias horas así que debería ser de día.

-Eres observadora- Rio la mujer- Te voy a decir un secreto. Un día aquí equivale a diez minutos en tu mundo.

-¿Qué?- Derye estaba demasiado confundida. Miró rápidamente a cada una de las personas que estaban allí. Miró a Gramare, solo la miró con compasión. Miró a Kurt, no parecía 
incomodo pero si algo curioso. Y finalmente James. Él solo apartaba la mirada  volvió a retomar su lectura de libros viejos.

-Sé que esto es complicado. Losé- Sonrió- Tienes dudas, y es normal. James y Gramare también las tenían.

-Miriam- Dijo firmemente James, dejando su libro en la mesa y la miró desafiándola.- Es suficiente- Dijo finalmente y se fue de la sala por la gran puerta. Su silueta desaparecía por el pasadizo de mármol negro mientras sus pasos resonaban cada vez menos.

-Yo no quería que…-Dijo Derye disculpándose, pensando que era todo culpa suya.

-No, tranquila- Le acarició el pelo- Será mejor que Gramare te acompañe por el castillo. Creo que deberías relajarte un poco.

Derye sentía que no podía contradecirla, así que se acercó a Gramare, la cual aún miraba el pasadizo por el que su hermano se había ido. Su mirada reflejaba una especie de confusión y tristeza. Miró a su alrededor y Miriam ya se había ido, al igual que Kurt. Derye no podía decir ni hacer nada en ese caso, así que pensó que podría quedarse unos días hasta que su hermano estuviera en mejor estado. Pensó qe era muy raro que hubieran desaparecido en tan poco tiempo pero ya nada parecía imposible, o eso creía.

Se fijó en que la chica estaba apretando fuertemente un collar bastante curioso. Era un colgante en forma de garra que sostenía una esfera, la cual a simple vista parecía de un color muy oscuro. Azul pensó.

-Gramare- Dijo intentando que saliera de su estado de confusión. Su tono era indeciso porque Gramare era la típica chica que parecía que si no escogías las palabras adecuadas en unas ciertas circunstancias, podría desmoronarse y desequilibrase emocionalmente. Era delicada. La muchacha se giró unos segundos después.

-Perdona…- Se disculpó- No me gusta ver a James así.- Decía mientras de recogía un mecho que le rozaba la mejilla con la mano- Bueno será mejor que te enseñe esto.

-Claro- Dijo Derye cogiéndole del brazo animadamente para relajarla- Vamos- Sonrió. En ese momento se escuchó un sonido de su estómago y las dos chicas rieron.

-Será mejor que primero vallamos a la cocina- Dijo Gramare riendo. Puede que al final no sea tan malo como parece, pensó Derye. En esto la otra chica sacó algo de sus bolsillos y se lo dio.

-Mi móvil- Se sorprendió Derye. No era muy habitual que una chica como ella estuviera menos de 24 horas despegada del  móvil, pero pro esas circunstancias lo hizo. – Gracias- Dijo mientras lo abría y atentamente leía:

                                                              “9 mensajes de Sebastian”

                                                                                  ***

En la sala norte del gran castillo de mármol se encontraba un joven con gélidos ojos sentado leyendo una pila de viejos y polvorientos papeles bajo una tenue luz amarilla, James.

El joven se levantó y se apoyó junto a la ventana, observando el sinfín de estrellas que ya había visto y memorizado un millar de noches atrás.

Mientras este estaba perdido en sus preguntas sin respuestas tan codiciadas, alguien llamó a la puerta.

-Soy yo- Dijo una voz femenina. Una chica de pelo blanco trenzado apareció por la puerta sin esperar respuesta y sus ojos grises se clavaron en los azules de James.

-¿Qué quieres?- Dijo secamente este sentándose en su escritorio, pero la chica le cogió del brazo.- Tengo trabajo.

-Vamos James, hace mucho que no te veo. Te echaba de menos- Decía esta mientras le rozaba con el dedo el cuello.

-Solo han sido unos días. Equilibramos el temporizador por eso.- Se excusó soltándose del brazo pero esta lo cogió otra vez y se sentó en la cama

-Te he echado de menos James- Repitió mirándolo fijamente- Vamos- Decía antes de besarle apasionadamente. James reaccionó con un beso sin sentimiento alguno y después se soltó de su mano, alejándola.

-Te he dicho que no Beatrice. No siento nada hacia ti. No te deseo- Espetó fríamente a lo cual Beatrice hizo una mueca de dolor. La había rechazado.

-No importa. Me perteneces y te pertenezco. Por algo estamos prometidos.

-Nunca lo pedí. Solo vino.- James caminó hasta la ventana y se apoyo en contra de ella.

-Pero le venciste, venciste a Kurt y todo su poder, es tuyo. Todas sus cosas, son tuyas. Yo soy tuya.

-Beatrice. No te quiero- Dijo finalmente. Hubo silencio hasta que finalmente la chica se levantó y abrió la puerta.

-No importa. Finalmente llegará. Lo sabes y lo sé. Diciendo esto cerró la puerta y se escuchó sus pasos alejarse. Cuando no hubo ruido alguno James se echó en su cama y se llevó la mano a la frente.

Un sonido de cascabel le llamó su atención hacia el suelo. Ahí estaba, una bola peluda y pelirroja con unos ojos verdes, le miraban fijamente.

-Michelle – Dijo este y la gata subió a la cama, tumbándose a sus pies. James seguía en su mar de preguntas y por alguna razón parecía bastante lejano, ya que una chica de pelo castaño y ojos pardos no le dejaban concentrase en su cabeza. Sacudió su cabeza y se obligó a sacarla, no podía permitirlo, era una humana, o eso parecía.

***

-¿Estás seguro?- Preguntaba un hombre de avanzada edad.

-Sí. Equilíbranos a una hora por día.- Respondió un chico rubio seriamente. Sus ojos esmeraldas intimidaban al viejo así que este abrió una pequeña puertecilla metálica con una llave.

-Señor Kurt…- Repitió es anciano- El señor James…- Decía pero Kurt no le dejó terminar y lo apartó bruscamente. Seleccionó en el panel unas indicaciones con extrañas figuras y al seleccionar la última un temblor sacudió la sala en la que se encontraban.

-James no tiene por qué saberlo- Sonrió- Si lo sabe, sabré quien ha sido. Dijo adentrándose en unas escaleras en forma de caracol que lo elevarían hasta arriaba. Sacudida por un leve temblor ocasionado por el temporizador

***

Derye estaba caminando otra vez por el gran salón. Se encontraba un poco mareada y Gramare hacía rato se había ido a hacer un recado, dejándola que diera algunas vueltas  por el castillo.

Vio una puerta que conectaba hacía un gran balcón. Le pareció que ver las estrellas la calmarían un poco así que pensó que sería buena idea tomar aire fresco.

Al entrar al inmenso balcón le entró un poco de frio pero aun así que apolló a la barandilla de este, viendo el gran cielo lleno de estrellas.

Unos segundos después quedó impactada al ver que habían grandes ciudades antiguas un poco más allá de los muros del castillo.

Estaban iluminadas pobremente con farolas que irradiaban luces azules en una ciudad muy lejana. Otra en verde y otra en blanco. Le pareció muy extraño todo aquello.

-Son el símbolo de cada ciudad- Dijo una voz detrás de ella.

Se giró rápidamente sobresaltada  y visualizó bajo las luces blancas a un joven posiblemente dos años mayor que ella. Tenía el pelo más claro que había visto nunca, un rubio casi blanco y unos ojos totalmente azules se posaron en ella. Era alto, no muy corpulento pero musculoso.

Iba vestido con una camisa marina que resaltaban mucho más su palidez. Era bello desde cualquier punto de vista, pero a la vez inspiraba un poco de ¿Misterio? La chica frunció el cejo. No lo comprendía.

- Cada ciudad utiliza un color y sus luces brillas de este- Sonrió y se acercó.- Me llamo Daniel. Daniel Blooder.

-Encantada- Dijo algo confuso ante tantas formalidades- Derye, Derye Foster.
Cuando Daniel y Derye se miraron algo les hizo perder el equilibro y la chica se cayó. El polvo que hubo acumulado, los objetos, las paredes…Todo fue sacudido por un temblor.

-¡¿Qué pasa?!- Preguntó Derye alarmada.

-El temporizador- Susurró en voz baja—Nada, nada importante. Ha sido un placer conocer a la famosa humana. Un auténtico placer, Derye- Sonrió- Me tengo que ir nos veremos luego en la cena.

La chica se levantó y miró como Daniel corria hacía una de las puertas a su derecha a toda velocidad. Le pareció un poco extraño lo del temblor pero caminó al salón intentando tranquilizarse y mantener la compostura hasta encontrar a Beatrice.

Iba caminando por el gran salón hasta que un leve mareo la hizo tropezar. No era su día de suerte pensó. Se disponía a levantarse hasta que una mano bastante estilizada y cuidada se ofreció a ayudarla. Gramare. Sintió un gran alivio cuando la vió que no evitó sacar una sonrisa.

-Gracias- Se levantó

-¿Estas bien?- Preguntó curiosa. Parecía que sea cual sea su respuesta sería poco habitual.

-Un poco mareada- Sonrió- Por cierto. Antes ha habido un temblor ¿Va todo bien?

-Si- Respondió rápidamente, como si fuera habitual- Es el temporizador. Supongo que alguien lo ha cambiado.

-¿Temporizador?-Preguntó recordando que Daniel lo había mencionado antes.

-Es lo que hace que un día aquí sea X tiempo en tu, nuestro, mundo- Es habitual que pase lo del temblor, pero hoy no estaba programado así que ha sido un poco raro- Decía mientras se apartaba los mechones con delicadeza.

Derye no lo entendía a la perfección pero si la idea base, por esto decidió no seguir preguntando.- por cierto toma- Dijo sacando un pequeño frasco con un líquido verdoso.

-¿Qué es?- Preguntó desconcertada Derye.

-Para los mareos, es como un acomodador de estómago. Bueno algo parecido, ya que también te hace adaptarte más rápido a este horario.

-Ah, entiendo- mintió, pero quizás le ayudase más tomárselo.-Gracias- Dijo mientras destapaba el frasco y se lo bebia de un sorbo. Hizo una mueca, era bastante amargo.

-Te entiendo- Rio- La primera vez que me lo tome fue asqueroso. Bueno y ahora vamos a cenar que nos esperan.

-¿Cenar? ¿Ahora?-Preguntó atónita-¿Irá Kyle?- Se sintió estúpida, claro que no iría, aun no estaba ‘’estable’’.

-Sí- rió- a cenar. Aunque Kyle posiblemente no irá.

-Entiendo- Diciendo esto Gramare la cogió de brazo y como si fueran amigas de toda la vida  fueron a la sala del comedor. Era una sala bastante grande, y una gran mesa de roble oscuro se centraba en el comedor. En ella estaba puesta una vajilla bastante bonita y sofisticada.

La mesa era rectangular y alargada. Había poca gente. Solo Miranda en un extremo individual y Kurt. Miranda les sonrió a las dos y Kurt las saludó mientras bebía más vino.

-Sentaros por favor- Les ofreció Miranda y así lo hicieron. Miranda era bastante moderna en comparación a los demás. Gramare era una buena chica, aunque el uso de vestidos no era muy habitual en su ciudad.- Los demás llegaran enseguida.

Derye pensó rápidamente en Daniel. Parecía una persona de confianza, se decía. Una de las pocas que parecía haber.

-Bueno chicas, hoy habrá un invitado especial, aparte de Derye. Es el único superviviente de la familia real Blooder. Daniel Blooder.

-¿Blooder estará aquí?- Preguntó Gramare.

-Asuntos de negocios, pero sí, estará aquí.-Sonrió y bebió un sorbo de su copa.- Espero que los demás sean amables y educados. El negocio es importante.

-Los negocios siempre son importantes para ti- Dijo una voz que apareció por la puerta. James. Iba bien vestido aunque por alguna razón seguía dando esa sensación de informalidad.

Sorprendió mucho a Derye ver a una chica de su brazo. Era muy guapa. Y le impacto ver s pelo. Era incluso más claro que el de Daniel.
Era totalmente blanco y sus ojos grises le daban mucha personalidad. Llevaba un vestido negro. Parecía tan precisa y perfecta.

-Buenas noches- Dijo la chica mirando hacía Derye- Me llamo Beatrice, soy la prometida de James. Encantada.- Continuó. James parecía incómodo.

-Encantada- dijo intentando parecer que no le afectaba. No tenía porque, James y ella no eran nada, claro que no. Pero le resultó bastante molesto.- Derye, Derye Foster. Aunque preferiría el apellido Greenhouse de mi madre

Cuando dijo la palabra clave, Greenhouse, todos quedaron en silencio.

-No puede ser- Dijo atónitamente Beatrice. Sus ojos hicieron una gran expresión de dolor.-¿Cómo se llama tu madre?- Preguntó abatida.

-Marilyn, ¿Pero qué pasa?- Dijo Derye confundida. Beatrice rompió a llorar rápidamente.

Miranda la miró fijamente. Como examinándola. La escena le resultaba demasiado extraña.
Beatrice la miraba también como si acaban de ver a un muerto. James solo tenía una expresión un poco sobresaltada, pero no tanto como la de las chicas.

-Eres una caja de sorpresas cariño- Dijo Miranda tocándole la mejilla- Como no me he dado cuenta. Te pareces tanto a tu padre y a tu madre.

Derye se enfadó. Su padre era la peor persona que había conocido. Desde pequeños les pegaba unas palizas a Kyle y ella, lo cual la disgustó.

-No me parezco a ese maltratador- Dijo en un tono raspante.- ¿Y ni siquiera les conocéis?

-¿Maltratador?- Preguntó cambiando a un tono bastante severo- Niña, Jack Fosternight no era ningún maltratador ¡Murió en honor a su casa real en una lucha contra los hijos de la noche!

-Mi padre no se llamaba Jack, se llamaba John Foster. Y era el peor hombre que nunca he conocido en mi vida. Esto no tiene sentido. Esto…- Empezó a llorar. En ese instante un chico de pelo castaño entró al comedor alterado. Kyle

-¿Qué ha pasado? ¿¡Que ha pasado?!- Preguntó- He venido corriendo a medio camino del comedor- Se acercó a su hermana y la abrazó. Ella solo lloraba sin saber porque.

-Kyle- Dijo Miranda- ¿Cómo es tu madre físicamente?

-¿Qué?- Preguntó atónico, pero Miranda solo le miró con autoridad- Es morena con ojos verdes. ¿Porque?

-Sobrevivió- Dijo Beatrice- Lo consiguió. Camuflarse con los humanos.
Miranda tenía la mirada perdida parecía aliviada y feliz. Unas lágrimas le brotaron de los ojos.

-Kyle, Derye. Marilyn es mi hermana- Dijo finalmente. Tanto  Derye como Kyle la miraron con confusión y una mezcla de temor - Soy vuestra tía. Y fuese quien fuese aquel hombre del que hablabas Derye, lo más probable es que fuera una tapadera.

-¿Una tapadera? No entiendo.

-Un farol, un camuflaje- Dijo Kurt, él único que no parecía sorprendido  en la sala.

-Dejarme explicároslos. Tomad asiento por favor- Miró a Beatrice y James. Los cuales se sentaron.- Hace 15 años hubo una guerra entre ciudades. Era una época en la que los hijos de la noche se habían revelado contra las tres casas reales, los neófitos, vampiros iniciados
La palabra vampiros iniciados fue como una estaca en el corazón para Kyle. Miranda lo notó, pero continuó- Mi hermana, Marylin, estaba casada con Jack Fosternight, vuestro padre.

>>Una noche invadieron el palacio de los Fosternight, tuvieron que luchar solos, ya que lo hicieron apenas luz, ya que los neófitos se encargaron de cortarles cualquier suministro. 

Finalmente las demás casas reales nos dimos cuenta y fuimos en su ayuda…- Hizo una pausa- Era demasiado tarde, todo era un baño de sangre. Pensamos que vuestra madre y vosotros habíais muerto. Solo encontramos el cadáver de William Fosternight a la entrada de la ciudad. Teníamos la esperanza de encontraron, ya que escuchábamos aun el sonido de espadas cerca el castillo.

Avanzamos lo más rápido que pudimos  entramos en él. Tanto Alice Fosternight como su madre estaba tumbadas en el suelo, abiertas en canal. Marciel, mi hermano entró en locura al ver a su prometida muerta y corrió hacía donde se hallaban aun los neófitos. Fueron a por él, intentamos ayudarle pero estábamos demasiado lejos. Entonces fue cuando le vimos.

Vimos a tu padre, a Jack. Valientemente ayudándole a defenderse. Pero la esperanza que tuvimos se desvaneció cuando seis neófitos se abalanzaron sobre él y le arrancaron el corazón- Derye se sobresaltó y sintió como su corazón dolía.

Fue cuestión de minutos que acabaran con Marcel también. Nuestros hombres fueron a por los neófitos y acabaron con ellos. De entre todos los miembros de la familia Fosternight solo hayamos a Christian Fosternight muy mal herido. En cambio a Marilyn ni a vosotros os encontramos- Dijo finalmente mientras más lagrimas le caían por su piel de porcelana.

-Dios mío- Dijo Derye mientras sus ojos enrojecían cada vez más y más.

-Madre nos llevó a otro mundo…- Dijo para sí mismo Kyle.

-Sí. Y si esto es cierto- Dijo un joven chico mientras entraba, Daniel.- Ahora mismo vosotros, por línea sucesoria, sois los propietarios de la casa real y la ciudad de los Fosternight. En especial tú Kyle. Si curamos esa enfermedad tuya de transmisión claro esta.

-¿Se puede curar?- Preguntó atónitamente Kyle.

-En efecto, si me acompañas podré explicártelo mejor- Dijo Kurt haciendo una mueca- Y por cierto, perdón por lo de antes- Le guiñó un ojo- Ya nos entendemos.
Kyle a regañadientes dejo a su hermana allí, pero la vigiló con la mirada hasta que desapareció por el pasadizo.

-Entonces...Somos primas- Dijo Beatrice confundida también. James parecía que en su cabeza se formulaba un sinfín de preguntas más de las que tenía anteriormente y por alguna razón volvió a irse, aunque antes miró de reojo a Derye, haciendo que un extraño escalofrió le recorriese el cuerpo.

-Bien, parece que matamos dos pájaros de un tiro- Rio  Miranda- Ahora no tendremos que seguir sufriendo por la desaparición de mi hermana y la línea sucesoria de los Fosternight. Ni tampoco esconderos del baile que se celebra mañana.

-Hay muchas cosas que hacer- Dijo Daniel acercándose a Derye y cogiéndola de la mano- Y lo mejor será que os demos a reconocer mañana.

-Sí. En el baile del décimo quinto año de la batalla- Rio Miranda- Bastante irónico. Pero acertado


- Mi señora, como primera casa es un honor conocerla, señorita Fosternight- Dijo Daniel mientras le besaba la mano- Mañana seréis reconocidos ante las tres ciudades, como los supervivientes de la batalla. El linaje Fosternight no se ha acabado

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