Las grandes y oscuras puertas se abrieron, dejando
un leve sonido de eco. La enorme sala estaba decorada por ventanales que se
elevaban hasta el techo, dejando así ver el cielo estrellado. El suelo, de
mármol claro está, para su sorpresa no era negro, sino gris. Debería haber unas
seis estanterías repletas de libros viejos y llenos de polvo en aquella sala.
En el centro de esa gran sala se encontraban Kurt y James mirando unos de los
viejos y polvorientos libros. Una gran pila de libros se había acumulado encima
de la mesa de roble.
Avanzaron unos pasos más, hasta que por fin se
dieron cuenta de su presencia. Kurt miró a
Derye curiosamente de arriba abajo.
Ella se sintió bastante incomoda y miró rápidamente a Gramare, la cual
comprendió de golpe su incomodidad y miró a James. El chico estaba perdido
entre sus libros y solo las miraba de reojo.
-James- Decía su hermana acercándose hacia donde
este.
-¿Qué?- Respondió finalmente mirando bien a su
hermana y después a Derye. La miró desconcertado y finalmente volvió a mirar a
su hermana.
-¿No te dije que…?-Reclamó dejando su libro
polvoriento en la mesa, pero no le dejaron acabar.
-Insistí yo- Dijo Derye- Quiero ver a mi hermano.
-Pero él a ti no- Dejo claro Kurt y se acercó a
ella- No por ahora.
-Pero…-Insistía la chica toqueteando las mangas del
vestido.
-No se puede hacer nada, esa bestia no quiere
verte- Dijo poniendo fin a la discusión James. Bestia. Esa palabra resonaba en
su mente como mil agujas cayendo al suelo.-Lo mejor sería que te vayas a tu
habitación.
-¡No!- Gritó y se cayó de rodillas- Solo…Solo
quiero que todo vuelva a ser como antes. Quiero que mi hermano esté bien.
Quiero ir a casa. Mi madre estará muy preocupada. Mis amigos. Todos…- Una
lágrima cayó por su mejilla mientras decía la última palabra.
Todos callaron. Un gran silencio pobló la enorme
sala. La luz de la luna y las estrellas se filtraba por los gigantes
ventanales, dejando todo con una limpia iluminación.
-Y todo volverá a ser así- Dijo una sombra que se
dejó ver detrás de una de las estanterías.
Una mujer de media edad se acercó
hacía Derye. Ella la miró atentamente. Tenía una gran melena rubia pelirroja que le caía
por la espalda y llevaba un elegante vestido rojo. El eco de sus tacones resonó
por toda la sala.
-Miranda- La miró incrédula Gramare. La mujer ayudó
a levantarse a Derye y delicadamente limpió la mejilla de la chica con su dedo.
-James, Kurt – Dijo Miranda mirándoles- Esta chica
lo único que quiere es su vida de antes, pero desgraciadamente cariño- Volvió a
mirarla- No será tan fácil. Es difícil- Dijo mientras le apartaba un mechón de
la frente- pero no imposible.
-Yo…Tengo que volver a casa. Mi madre estará muy
preocupada. Podría encubrir a Kyle hasta que vuelva a ser normal.
Podría…Podría…- Dijo nerviosa. Apretó fuertemente su vestido.
-Eso no es problema. La verdad es que tenemos la
solución – Sonrió- No podemos enviarte con tu madre hasta que resolvamos
algunas cosas. Pero la parte buena es que tenemos la mayor ventaja del mundo.
El tiempo.
-No lo entiendo- Respondió confusa- Aquí es de
noche aún, pero deben de haber pasado varias horas así que debería ser de día.
-Eres observadora- Rio la mujer- Te voy a decir un
secreto. Un día aquí equivale a diez minutos en tu mundo.
-¿Qué?- Derye estaba demasiado confundida. Miró
rápidamente a cada una de las personas que estaban allí. Miró a Gramare, solo
la miró con compasión. Miró a Kurt, no parecía
incomodo pero si algo curioso. Y
finalmente James. Él solo apartaba la mirada
volvió a retomar su lectura de libros viejos.
-Sé que esto es complicado. Losé- Sonrió- Tienes
dudas, y es normal. James y Gramare también las tenían.
-Miriam- Dijo firmemente James, dejando su libro en
la mesa y la miró desafiándola.- Es suficiente- Dijo finalmente y se fue de la
sala por la gran puerta. Su silueta desaparecía por el pasadizo de mármol negro
mientras sus pasos resonaban cada vez menos.
-Yo no quería que…-Dijo Derye disculpándose,
pensando que era todo culpa suya.
-No, tranquila- Le acarició el pelo- Será mejor que
Gramare te acompañe por el castillo. Creo que deberías relajarte un poco.
Derye sentía que no podía contradecirla, así que se
acercó a Gramare, la cual aún miraba el pasadizo por el que su hermano se había
ido. Su mirada reflejaba una especie de confusión y tristeza. Miró a su
alrededor y Miriam ya se había ido, al igual que Kurt. Derye no podía decir ni
hacer nada en ese caso, así que pensó que podría quedarse unos días hasta que
su hermano estuviera en mejor estado. Pensó qe era muy raro que hubieran
desaparecido en tan poco tiempo pero ya nada parecía imposible, o eso creía.
Se fijó en que la chica estaba apretando
fuertemente un collar bastante curioso. Era un colgante en forma de garra que
sostenía una esfera, la cual a simple vista parecía de un color muy oscuro.
Azul pensó.
-Gramare- Dijo intentando que saliera de su estado
de confusión. Su tono era indeciso porque Gramare era la típica chica que
parecía que si no escogías las palabras adecuadas en unas ciertas
circunstancias, podría desmoronarse y desequilibrase emocionalmente. Era
delicada. La muchacha se giró unos segundos después.
-Perdona…- Se disculpó- No me gusta ver a James
así.- Decía mientras de recogía un mecho que le rozaba la mejilla con la mano-
Bueno será mejor que te enseñe esto.
-Claro- Dijo Derye cogiéndole del brazo animadamente
para relajarla- Vamos- Sonrió. En ese momento se escuchó un sonido de su
estómago y las dos chicas rieron.
-Será mejor que primero vallamos a la cocina- Dijo
Gramare riendo. Puede que al final no sea tan malo como parece, pensó Derye. En
esto la otra chica sacó algo de sus bolsillos y se lo dio.
-Mi móvil- Se sorprendió Derye. No era muy habitual
que una chica como ella estuviera menos de 24 horas despegada del móvil, pero pro esas circunstancias lo hizo.
– Gracias- Dijo mientras lo abría y atentamente leía:
“9 mensajes de Sebastian”
***
En la sala norte del gran castillo de mármol se
encontraba un joven con gélidos ojos sentado leyendo una pila de viejos y
polvorientos papeles bajo una tenue luz amarilla, James.
El joven se levantó y se apoyó junto a la ventana,
observando el sinfín de estrellas que ya había visto y memorizado un millar de
noches atrás.
Mientras este estaba perdido en sus preguntas sin
respuestas tan codiciadas, alguien llamó a la puerta.
-Soy yo- Dijo una voz femenina. Una chica de pelo
blanco trenzado apareció por la puerta sin esperar respuesta y sus ojos grises
se clavaron en los azules de James.
-¿Qué quieres?- Dijo secamente este sentándose en
su escritorio, pero la chica le cogió del brazo.- Tengo trabajo.
-Vamos James, hace mucho que no te veo. Te echaba
de menos- Decía esta mientras le rozaba con el dedo el cuello.
-Solo han sido unos días. Equilibramos el
temporizador por eso.- Se excusó soltándose del brazo pero esta lo cogió otra
vez y se sentó en la cama
-Te he echado de menos James- Repitió mirándolo
fijamente- Vamos- Decía antes de besarle apasionadamente. James reaccionó con
un beso sin sentimiento alguno y después se soltó de su mano, alejándola.
-Te he dicho que no Beatrice. No siento nada hacia
ti. No te deseo- Espetó fríamente a lo cual Beatrice hizo una mueca de dolor.
La había rechazado.
-No importa. Me perteneces y te pertenezco. Por
algo estamos prometidos.
-Nunca lo pedí. Solo vino.- James caminó hasta la
ventana y se apoyo en contra de ella.
-Pero le venciste, venciste a Kurt y todo su poder,
es tuyo. Todas sus cosas, son tuyas. Yo soy tuya.
-Beatrice. No te quiero- Dijo finalmente. Hubo
silencio hasta que finalmente la chica se levantó y abrió la puerta.
-No importa. Finalmente llegará. Lo sabes y lo sé.
Diciendo esto cerró la puerta y se escuchó sus pasos alejarse. Cuando no hubo
ruido alguno James se echó en su cama y se llevó la mano a la frente.
Un sonido de cascabel le llamó su atención hacia el
suelo. Ahí estaba, una bola peluda y pelirroja con unos ojos verdes, le miraban
fijamente.
-Michelle – Dijo este y la gata subió a la cama,
tumbándose a sus pies. James seguía en su mar de preguntas y por alguna razón
parecía bastante lejano, ya que una chica de pelo castaño y ojos pardos no le
dejaban concentrase en su cabeza. Sacudió su cabeza y se obligó a sacarla, no
podía permitirlo, era una humana, o eso parecía.
***
-¿Estás seguro?- Preguntaba un hombre de avanzada
edad.
-Sí. Equilíbranos a una hora por día.- Respondió un
chico rubio seriamente. Sus ojos esmeraldas intimidaban al viejo así que este
abrió una pequeña puertecilla metálica con una llave.
-Señor Kurt…- Repitió es anciano- El señor James…-
Decía pero Kurt no le dejó terminar y lo apartó bruscamente. Seleccionó en el
panel unas indicaciones con extrañas figuras y al seleccionar la última un
temblor sacudió la sala en la que se encontraban.
-James no tiene por qué saberlo- Sonrió- Si lo
sabe, sabré quien ha sido. Dijo adentrándose en unas escaleras en forma de
caracol que lo elevarían hasta arriaba. Sacudida por un leve temblor ocasionado
por el temporizador
***
Derye estaba caminando otra vez por el gran salón.
Se encontraba un poco mareada y Gramare hacía rato se había ido a hacer un
recado, dejándola que diera algunas vueltas
por el castillo.
Vio una puerta que conectaba hacía un gran balcón.
Le pareció que ver las estrellas la calmarían un poco así que pensó que sería
buena idea tomar aire fresco.
Al entrar al inmenso balcón le entró un poco de
frio pero aun así que apolló a la barandilla de este, viendo el gran cielo
lleno de estrellas.
Unos segundos después quedó impactada al ver que
habían grandes ciudades antiguas un poco más allá de los muros del castillo.
Estaban iluminadas pobremente con farolas que
irradiaban luces azules en una ciudad muy lejana. Otra en verde y otra en
blanco. Le pareció muy extraño todo aquello.
-Son el símbolo de cada ciudad- Dijo una voz detrás
de ella.
Se giró rápidamente sobresaltada y visualizó bajo las luces blancas a un joven
posiblemente dos años mayor que ella. Tenía el pelo más claro que había visto
nunca, un rubio casi blanco y unos ojos totalmente azules se posaron en ella.
Era alto, no muy corpulento pero musculoso.
Iba vestido con una camisa marina que resaltaban
mucho más su palidez. Era bello desde cualquier punto de vista, pero a la vez
inspiraba un poco de ¿Misterio? La chica frunció el cejo. No lo comprendía.
- Cada ciudad utiliza un color y sus luces brillas
de este- Sonrió y se acercó.- Me llamo Daniel. Daniel Blooder.
-Encantada- Dijo algo confuso ante tantas
formalidades- Derye, Derye Foster.
Cuando Daniel y Derye se miraron algo les hizo
perder el equilibro y la chica se cayó. El polvo que hubo acumulado, los
objetos, las paredes…Todo fue sacudido por un temblor.
-¡¿Qué pasa?!- Preguntó Derye alarmada.
-El temporizador- Susurró en voz baja—Nada, nada
importante. Ha sido un placer conocer a la famosa humana. Un auténtico placer,
Derye- Sonrió- Me tengo que ir nos veremos luego en la cena.
La chica se levantó y miró como Daniel corria hacía
una de las puertas a su derecha a toda velocidad. Le pareció un poco extraño lo
del temblor pero caminó al salón intentando tranquilizarse y mantener la
compostura hasta encontrar a Beatrice.
Iba caminando por el gran salón hasta que un leve
mareo la hizo tropezar. No era su día de suerte pensó. Se disponía a levantarse
hasta que una mano bastante estilizada y cuidada se ofreció a ayudarla.
Gramare. Sintió un gran alivio cuando la vió que no evitó sacar una sonrisa.
-Gracias- Se levantó
-¿Estas bien?- Preguntó curiosa. Parecía que sea
cual sea su respuesta sería poco habitual.
-Un poco mareada- Sonrió- Por cierto. Antes ha
habido un temblor ¿Va todo bien?
-Si- Respondió rápidamente, como si fuera habitual-
Es el temporizador. Supongo que alguien lo ha cambiado.
-¿Temporizador?-Preguntó recordando que Daniel lo
había mencionado antes.
-Es lo que hace que un día aquí sea X tiempo en tu,
nuestro, mundo- Es habitual que pase lo del temblor, pero hoy no estaba
programado así que ha sido un poco raro- Decía mientras se apartaba los
mechones con delicadeza.
Derye no lo entendía a la perfección pero si la
idea base, por esto decidió no seguir preguntando.- por cierto toma- Dijo
sacando un pequeño frasco con un líquido verdoso.
-¿Qué es?- Preguntó desconcertada Derye.
-Para los mareos, es como un acomodador de
estómago. Bueno algo parecido, ya que también te hace adaptarte más rápido a
este horario.
-Ah, entiendo- mintió, pero quizás le ayudase más
tomárselo.-Gracias- Dijo mientras destapaba el frasco y se lo bebia de un
sorbo. Hizo una mueca, era bastante amargo.
-Te entiendo- Rio- La primera vez que me lo tome
fue asqueroso. Bueno y ahora vamos a cenar que nos esperan.
-¿Cenar? ¿Ahora?-Preguntó atónita-¿Irá Kyle?- Se
sintió estúpida, claro que no iría, aun no estaba ‘’estable’’.
-Sí- rió- a cenar. Aunque Kyle posiblemente no irá.
-Entiendo- Diciendo esto Gramare la cogió de brazo
y como si fueran amigas de toda la vida
fueron a la sala del comedor. Era una sala bastante grande, y una gran
mesa de roble oscuro se centraba en el comedor. En ella estaba puesta una
vajilla bastante bonita y sofisticada.
La mesa era rectangular y alargada. Había poca
gente. Solo Miranda en un extremo individual y Kurt. Miranda les sonrió a las
dos y Kurt las saludó mientras bebía más vino.
-Sentaros por favor- Les ofreció Miranda y así lo
hicieron. Miranda era bastante moderna en comparación a los demás. Gramare era
una buena chica, aunque el uso de vestidos no era muy habitual en su ciudad.-
Los demás llegaran enseguida.
Derye pensó rápidamente en Daniel. Parecía una
persona de confianza, se decía. Una de las pocas que parecía haber.
-Bueno chicas, hoy habrá un invitado especial,
aparte de Derye. Es el único superviviente de la familia real Blooder. Daniel
Blooder.
-¿Blooder estará aquí?- Preguntó Gramare.
-Asuntos de negocios, pero sí, estará aquí.-Sonrió
y bebió un sorbo de su copa.- Espero que los demás sean amables y educados. El
negocio es importante.
-Los negocios siempre son importantes para ti- Dijo
una voz que apareció por la puerta. James. Iba bien vestido aunque por alguna
razón seguía dando esa sensación de informalidad.
Sorprendió mucho a Derye ver a una chica de su
brazo. Era muy guapa. Y le impacto ver s pelo. Era incluso más claro que el de
Daniel.
Era totalmente blanco y sus ojos grises le daban
mucha personalidad. Llevaba un vestido negro. Parecía tan precisa y perfecta.
-Buenas noches- Dijo la chica mirando hacía Derye-
Me llamo Beatrice, soy la prometida de James. Encantada.- Continuó. James
parecía incómodo.
-Encantada- dijo intentando parecer que no le
afectaba. No tenía porque, James y ella no eran nada, claro que no. Pero le
resultó bastante molesto.- Derye, Derye Foster. Aunque preferiría el apellido
Greenhouse de mi madre
Cuando dijo la palabra clave, Greenhouse, todos
quedaron en silencio.
-No puede ser- Dijo atónitamente Beatrice. Sus ojos
hicieron una gran expresión de dolor.-¿Cómo se llama tu madre?- Preguntó
abatida.
-Marilyn, ¿Pero qué pasa?- Dijo Derye confundida.
Beatrice rompió a llorar rápidamente.
Miranda la miró fijamente. Como examinándola. La
escena le resultaba demasiado extraña.
Beatrice la miraba también como si acaban de ver a
un muerto. James solo tenía una expresión un poco sobresaltada, pero no tanto
como la de las chicas.
-Eres una caja de sorpresas cariño- Dijo Miranda
tocándole la mejilla- Como no me he dado cuenta. Te pareces tanto a tu padre y
a tu madre.
Derye se enfadó. Su padre era la peor persona que
había conocido. Desde pequeños les pegaba unas palizas a Kyle y ella, lo cual
la disgustó.
-No me parezco a ese maltratador- Dijo en un tono
raspante.- ¿Y ni siquiera les conocéis?
-¿Maltratador?- Preguntó cambiando a un tono
bastante severo- Niña, Jack Fosternight no era ningún maltratador ¡Murió en
honor a su casa real en una lucha contra los hijos de la noche!
-Mi padre no se llamaba Jack, se llamaba John
Foster. Y era el peor hombre que nunca he conocido en mi vida. Esto no tiene
sentido. Esto…- Empezó a llorar. En ese instante un chico de pelo castaño entró
al comedor alterado. Kyle
-¿Qué ha pasado? ¿¡Que ha pasado?!- Preguntó- He
venido corriendo a medio camino del comedor- Se acercó a su hermana y la
abrazó. Ella solo lloraba sin saber porque.
-Kyle- Dijo Miranda- ¿Cómo es tu madre físicamente?
-¿Qué?- Preguntó atónico, pero Miranda solo le miró
con autoridad- Es morena con ojos verdes. ¿Porque?
-Sobrevivió- Dijo Beatrice- Lo consiguió.
Camuflarse con los humanos.
Miranda tenía la mirada perdida parecía aliviada y
feliz. Unas lágrimas le brotaron de los ojos.
-Kyle, Derye. Marilyn es mi hermana- Dijo finalmente.
Tanto Derye como Kyle la miraron con
confusión y una mezcla de temor - Soy vuestra tía. Y fuese quien fuese aquel
hombre del que hablabas Derye, lo más probable es que fuera una tapadera.
-¿Una tapadera? No entiendo.
-Un farol, un camuflaje- Dijo Kurt, él único que no
parecía sorprendido en la sala.
-Dejarme explicároslos. Tomad asiento por favor-
Miró a Beatrice y James. Los cuales se sentaron.- Hace 15 años hubo una guerra
entre ciudades. Era una época en la que los hijos de la noche se habían revelado
contra las tres casas reales, los neófitos, vampiros iniciados
La palabra vampiros iniciados fue como una estaca
en el corazón para Kyle. Miranda lo notó, pero continuó- Mi hermana, Marylin,
estaba casada con Jack Fosternight, vuestro padre.
>>Una noche invadieron el palacio de los
Fosternight, tuvieron que luchar solos, ya que lo hicieron apenas luz, ya que
los neófitos se encargaron de cortarles cualquier suministro.
Finalmente las
demás casas reales nos dimos cuenta y fuimos en su ayuda…- Hizo una pausa- Era demasiado tarde, todo era un baño de sangre.
Pensamos que vuestra madre y vosotros habíais muerto. Solo encontramos el
cadáver de William Fosternight a la entrada de la ciudad. Teníamos la esperanza
de encontraron, ya que escuchábamos aun el sonido de espadas cerca el castillo.
Avanzamos lo más rápido que pudimos entramos en él. Tanto Alice Fosternight como
su madre estaba tumbadas en el suelo, abiertas en canal. Marciel, mi hermano
entró en locura al ver a su prometida muerta y corrió hacía donde se hallaban
aun los neófitos. Fueron a por él, intentamos ayudarle pero estábamos demasiado
lejos. Entonces fue cuando le vimos.
Vimos a tu padre, a Jack. Valientemente ayudándole
a defenderse. Pero la esperanza que tuvimos se desvaneció cuando seis neófitos
se abalanzaron sobre él y le arrancaron el corazón- Derye se sobresaltó y
sintió como su corazón dolía.
Fue cuestión de minutos que acabaran con Marcel
también. Nuestros hombres fueron a por los neófitos y acabaron con ellos. De
entre todos los miembros de la familia Fosternight solo hayamos a Christian
Fosternight muy mal herido. En cambio a Marilyn ni a vosotros os encontramos-
Dijo finalmente mientras más lagrimas le caían por su piel de porcelana.
-Dios mío- Dijo Derye mientras sus ojos enrojecían
cada vez más y más.
-Madre nos llevó a otro mundo…- Dijo para sí mismo
Kyle.
-Sí. Y si esto es cierto- Dijo un joven chico
mientras entraba, Daniel.- Ahora mismo vosotros, por línea sucesoria, sois los
propietarios de la casa real y la ciudad de los Fosternight. En especial tú
Kyle. Si curamos esa enfermedad tuya de transmisión claro esta.
-¿Se puede curar?- Preguntó atónitamente Kyle.
-En efecto, si me acompañas podré explicártelo
mejor- Dijo Kurt haciendo una mueca- Y por cierto, perdón por lo de antes- Le
guiñó un ojo- Ya nos entendemos.
Kyle a regañadientes dejo a su hermana allí, pero
la vigiló con la mirada hasta que desapareció por el pasadizo.
-Entonces...Somos primas- Dijo Beatrice confundida
también. James parecía que en su cabeza se formulaba un sinfín de preguntas más
de las que tenía anteriormente y por alguna razón volvió a irse, aunque antes
miró de reojo a Derye, haciendo que un extraño escalofrió le recorriese el
cuerpo.
-Bien, parece que matamos dos pájaros de un tiro-
Rio Miranda- Ahora no tendremos que
seguir sufriendo por la desaparición de mi hermana y la línea sucesoria de los
Fosternight. Ni tampoco esconderos del baile que se celebra mañana.
-Hay muchas cosas que hacer- Dijo Daniel
acercándose a Derye y cogiéndola de la mano- Y lo mejor será que os demos a
reconocer mañana.
-Sí. En el baile del décimo quinto año de la
batalla- Rio Miranda- Bastante irónico. Pero acertado
- Mi señora, como primera casa es un honor
conocerla, señorita Fosternight- Dijo Daniel mientras le besaba la mano- Mañana
seréis reconocidos ante las tres ciudades, como los supervivientes de la
batalla. El linaje Fosternight no se ha acabado
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