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sábado, 9 de noviembre de 2013

Capítulo 7 – Cróton


El sonido de aplausos y sorpresas inundaban, lo que se podría decir, todo menos la cabeza de Derye. Miraba fijamente a una figura de entre la gente. Sintió como una humedad poco a poco inundaba sus ojos. Se sentía estúpida. Tantas veces había sentido pena por su situación, tantas veces. Sin poder evitarlo bajó instintivamente las escaleras. Miles de preguntas le cruzaban la cabeza pero lo más importante estaba siempre, la mentira.

Kyle se fijó en el acto de su hermana e intentó cogerla pero resultó inútil al sentir la mano de su madre en su muñeca, apretando fuertemente con una mirada que podía dar a entender que no se metiera.

La chica torpemente apartó la gente hasta donde se encontraba él, Sebastian. Cuando estuvo a escasos centímetros un bofetada rápida le traspasó la mejilla al chico. Su cara se giró noventa grados y la palpitante sensación se quedó en ella. Pese a esto, se quedó quieto.

La chica a volver a levantar la mano pero alguien la cogió del brazo y le apretó fuertemente el hombro. El tacto de esa persona hizo que a la chica se le erizase cada vello de su cuerpo. James.

-Yo me encargo- Dijo dirigiéndose hacía el estrado en donde se encontraban hace escasos minutos.

-¡Suéltame!- Gritó Derye desesperada y después miró a Sebastian, quien seguía inmóvil -¿Porqué?-El chico no respondía-He dicho porqué- Derye se asustó de su manera de comportarse. ¿Qué le estaba pasando? ¿Ella no se comportaría así, verdad? Al fin y al cabo ella estaba empezando a hacer algo parecido.

Mientras ella seguía luchando del agarre de James un hombre bien vestido se acercaba pero Sebastian hizo un gesto de que se marchara  el hombre obedeció llevándose a la pequeña Claire que miraba la escena horrorizada y demasiado asustada.

James al ver la imagen empujó suavemente pero con firmeza a Derye para que avanzara al balcón con ellos. Así pasó.

Kyle estaba observando la escena. Entendía que su hermana tenia sentimientos hacía Sebastian pero le resultó bastante alarmante su reacción ante esto. Él estaba asombrado pero no reaccionó así. Miró a su madre.

-No Kyle- Dejó bien claro Marylin. Él asintió y siguió mirando.- ¿Te acuerdas de los cuatro paises que te mencioné en los cuentos que os contaba cuando erais pequeños?- Preguntó seriamente y mirando a su hijo.

-Sí- Respondió levantando un ceja

***

El frió aire y las luces que iluminaban la ciudad hicieron que el ambiente se tensara más. Derye no pudo evitar abrazarse a sí misma para contener el poco calor que tenía en su cuerpo. Miró a Sebastian pero el se dirigió al bordillo del balcón.

-Es una larga historia- Advirtió él. Se volvió a ellos

-Tenemos tiempo- Sonrió irónicamente James. Derye simplemente asintió y Sebastian suspiró.

-Te quiero Derye, ¿Lo sabes, verdad?- Ella asintió y miró de reojo a James. Estaba algo tenso pensó.- Mi madre nunca ha trabajado en lo que te dije, ella...- Respiró- Ella murió.

-Lo siento- Dijo la chica intentando acercarse a él pero se detuvo así misma.

- Eso no explica porque estás aquí- Dijo James secamente.

-Sí. Vengo de Cróton.- Desveló con una chispa de recelo en sus ojos. James abrió los ojos de par en par.

-¿Eres de la corte de Cróton?- Preguntó James-¿ Sirves al futuro rey William?- Sebastian suspiró y se encogió de hombros.

-No exactamente. Cuando mi madre murió decidieron enviarme a los quince años a vivir al mundo humano y solo podía venir aquí cuando había ceremonias y celebraciones por mi seguridad. Mi hermana Claire tenía tres años así que tuvieron que enviar a un guarda.

-¿Porque tanta seguridad?- James desconfiaba de su teoría pero necesitaba preguntar.

-Porque alguien necesitaba que desapareciéramos del mapa. El mi país, Cróton, solo había un heredero barón pero era menor de edad. Los nobles se querían adueñar del país matándolo.

Derye comprendió lo que quería decir y le cogió el brazo. James iba a detenerla pero ella le dedicó una mirada que le decía que no.

-Y ese heredero...Eras tú- Dijo Derye. Sebastian asintió con la cabeza y se llevó la mano a la frente.- Tú eres William

-No quería mentir pero no tenía opción. Además seguramente me hubieras tomado por loco- La miró- o puede que ahora no. Joder, ahora que las cosas me iban bien, nos iban bien...- La miró y sintió como su respiración se agitaba.

-Bueno- los interrumpió James- Entonces tu...-Dudó- Novio, es un futuro rey, valla al parecer eso va en mi contra

-¿Qué quieres decir?- Preguntó Sebastian cogiendo de la mano a Derye.

-Yo me entiendo- sonrió falsamente- Vuelvo al salón, os dejo solos.

Derye le miró, estaba enfadado. No tenía razones, ella no era de su interés ¿Verdad? Tenía a Beatrice.

Se preguntó si se enfadaría por su hipocresía de llamar mentiroso a Sebastian siendo ella la que le mintió a él al no decirle que eran novios. Descartó la idea de su cabeza y volvió a mirar a Sebastian. James había cerrado la puerta tras de si.

-Ahora, la verdadera pregunta ¿Cómo que eres hija de Jack Fosternight? ¿Kyle también?- Kyle, sintió un sentimiento extraño, su extraña relación había empeorado y ahora todo era demasiado enredado. Necesitaba su apoyo como hermano.

-Sí- Respondió

-Valla- rió- entonces, al parecer que eres una futura candidata al torno.

-¿Candidata? No soy un chico...- Sonrió intentándose no sentirse tonta al caer en una broma como la suya.

- Al parecer tienen mucho que contarte. En este reino, bueno en los tres- Dijo mirando a los demás ciudades.- Se instaló una ley basada en la que hicieron en un territorio hispano, España. La ley Sálica, consistía en que las mujeres pudieran reinar. 

Al oír eso Derye empezó a repasar todas las clases de historia que le habían dado hasta ese momento y le sonaba.

-Aún así Kyle es mayor...

-No tiene nada que ver, este país es muy raro- Sonrió- aquí el reí o reina son elegidos por el pueblo así que tienes posibilidades.

-No me interesa gobernar a la gente- Confesó- no puedo ni tener control sobre mi ¿Cómo voy a tener control sobre los demás?

-Lo tienes sobre mi- Sonrió y antes de que ella pudiera decir nada sus dulces labios se posaron en los de ella. Un sentimiento cálido los recorrió a ambos. No importaba demasiado todo ese lío en ese momento. Eras ellos solos en el mundo. Su dulce aroma a menta le encantaba. Podría ser una de las cosas que más le gustaban en el mundo a Derye.

Cuando lentamente se separaron y su respiración se entrecortaba.

-No más secretos mi veintitrés- sonrió ella y le dio un beso rápido en los labios pero una luz la alarmó.

Un hombre de unos treinta años con gafas y vestido normal les hizo una foto y sonrió.

-El rey de Cróton y una candidata a el reino III Frentoan juntos, interesante. ¿Algunas palabras que decir para la prensa de los cuatro reinos?- Decía el hombre mientras puntaba cosas en una pequeña libreta.

-No puedes estar aquí-dijo Sebastian- Vete antes de que llame a los guardias.
Sebastian le hizo un gesto insinuando la llamada a alguien y el periodista salió corriendo.

-Valla, al parecer mañana seremos noticia de mañana en cuatro países. Sonrió.

-Eso parece- Le besó y vio como el cielo se iluminaba de colores.
Los fuegos artificiales habían comenzado

***

La gente se encontraba bailando y las luces iluminaban la estancia junto a la música. Beatrice se acercó a James. El joven estaba mirando por los ventanales hacía el balcón, medio escondido por las cortinas con una pose en la que nadie pensaría que estaba observando la escena entre Derye y Sebastian. Estuvo a punto de intervenir cuando un periodista se les acercó pero al parecer ese Sebastian lo tenía todo controlado. Maldijo en voz baja.

-¿James?- Los desconcertó Beatrice de sus pensamientos- ¿Quieres bailar?

-No- Volvió a su pose normal y comenzó a caminar- Voy a tomar algo de aire- La miró de reojo y la chica estaba empezando a caminar junto a él- Solo.

Caminó entonces con más prisa. Necesitaba aire. Beatrice se quedó mirándolo, siempre tan distante.

-¿Un borde eh?- Se acercó Kyle- Acepto el baile en su lugar. No me gusta que hagan eso con la chicas.

-Vale- Dudó en su momento pero aceptó con una leve sonrisa al ver que le importaba a alguien más que su madre. Se sentía bien.

James estaba en la calle que salía del castillo, todo estaba oscuro pero la luz de la luna le serviría. Estaba furioso. Esa chica estúpida, pensaba. Nunca se había sentido más confuso en su vida. Una idea se le pasó por la cabeza pero la rechazó, no necesitaba ese sentimiento.

Antes de que se diera cuenta estaba corriendo y su cabello negro se camuflaba en la noche dejándolo ser visto solo por el reflejo de sus ojos y piel pálida. Poco a poco se fue adentrando al bosque hasta llegar a un puente. Se paró en seco en medio de este. Su respiración era irregular y sus sentimientos contradictorios. Lo único que pudo hacer fue coger una rama y lanzarla al pequeño río.

Bajó hasta  abajo y cuando estaba lo suficientemente cerca del rió se miró en el reflejo. Sus gélidos ojos lo miraban riéndose de él por estar confundido. Destruyó su reflejo con sus manos haciendo que el curso del rió en esa parte cambiara.
Algo le distrajo, un aullido. Por un momento se dijo que era imposible, que su cabeza estaba jugando con él pero al oírlo otra vez no pudo evitar girarse y verlo.

Una camada de lobos blancos iban corriendo hacía una dirección. Como era de noche le constó averiguar a que dirección pero luego se le aclararon las ideas. Eran lobos árticos, era imposible que estuviesen allí y se dirigían hacia la parte más interna del bosque.

Era extraño que unos lobos de Cróton estuvieran yéndose en dirección hacía el corazón del bosque, allí solo habitaba el quinto reino, el oculto y muerto reino. Solo quedaban cenizas de ese lugar. El hogar de los neófitos, el hogar de las criaturas.

Un último aullido lo sobresaltó y pudo escuchar como voces raspadas susurraban al rededor de todo el bosque, que conectaba las ciudades,al unisono: una unión es nuestra salvación. La chica y el heredero. Reuniros y demostrad que tenemos poder.

La chica, se preguntaba en la cabeza hasta que sus ojos se dilataron para ver en la oscuridad a un lobo grande y más blanco que todos. Iba delante del resto con la cola estirada. Pudo escuchar como un último susurro se esparcía por el bosque.


-''La hija de los Fosternight''






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