La pequeña lampara iluminaba la habitación. Paredes
suaves y cálidas daban conforte a esta. La chica castaña pelirroja estaba
sentada en su cama. Se había deshecho del maquillaje y de las ropas, estaba
vestida con un pijama-vestido, típico de Fertoan, oscuro pero que calentaba lo
suficiente para esa época del año.
Derye se tocaba ligeramente la pulsera, estaba
sorprendida de no haber ganado las elecciones pero tampoco era tan importante.
Su hermano Kyle le había avisado que él se ocuparía
de todo lo necesario pero ella se negó, quería ser parte de la batalla y
demostrar que no era débil, como Sebastian le había dicho anteriormente. Su
hermano le contestó con una negativa y no tuvo más opción que aceptar eso, por
el momento.
Miró el reloj de su habitación , eran la una, tanto
en el mundo humano como en Fertoan. Aún así no podía dormir, pensó que si daba
una vuelta por el castillo quizás se cansaba y volvía a su habitación. Se calzó
y salió de su habitación.
Al cerrarla se quedó ahí durante unos segundos,
contemplando la puerta de James. Comenzó a caminar.
A decir verdad a ella le gustaba caminar por el
castillo a esas horas, por la mañana siempre se filtraba luz, claro está, pero
no la de la luna. Caminó por el pasillo que le conducía a el cruce caminos.
Pensó en volver a su habitación pero algo le llamó
la atención, una luz en la biblioteca. Pensó que era tarde para que alguien
estuviera en la biblioteca, así que supuso que se habían dejado las luces
encendidas como de costrumbre.
Caminó lentamente hasta la puerta entonces
descubrir que no estaba sola, James estaba en ella, con la mirada perdida en
una docena de libros. Se acercó hacia él y solo a unos dos metros, James se dió
cuenta de su presencia.
-¿Derye?- Preguntó sorprendido- ¿Que haces aquí?
Son la una de la mañana
-Losé- Suspiró ella, sentándose en la otra mesa- No
podía dormir después de un día como este...Y ya sabes, la guerra.
-No tienes que preocuparte por eso, tú solo tienes
que quedarte aquí con el resto de mujeres- Él la miró- Kyle estará bien, el
ejercito es muy profesional, son dos mil hombres, de mi raza, nuestra raza.
Sonrió con unos dientes perfectamente blancos y
unos ojos gélidos con un poco de pena- Somos mitad demonios como dices tú, ya
sabes, podemos vencer.
-No es eso- Respondió Derye seriamente- Yo quiero
luchar
James se quedó paralizado y una pizca que temor le
brilló en los ojos. La respuesta de Derye le había sorprendido, y de alguna
forma temía por ella. Frágil e indefensa.
-No puedes, no sabes luchar- Dijo rápidamente, en
forma de orden.
-Aprenderé, no soy débil James- Se quedó pensativa-
No quiero que me tomen por débil.
-No lo eres- Sentenció él- Pero en el campo de
batalla en menos de segundos estarías muerta Derye.
-Losé- Calló- Así que enséñame a luchar- Suspiró-
Entrenarme a ser lo que soy- James no respondía así que la chica lo repitió-
Por favor James, enséñame a luchar.
James una analizaba la situación. La chica que
consideraba frágil y débil le estaba suplicando a que le enseñara a luchar,
quería ir a la batalla y quería aprender a ser alguien de su raza otra vez. Se
quedó en silencio unos minutos.
-Está bien- Dijo seriamente- te enseñaré a luchar-
Derye sonrió- pero no irás a la guerra hasta que vea que sabes bien lo que es
ser alguien como yo: un asesino, un monstruo, un guerrero. ¿Estás segura de que
quieres eso, Derye?
-Sí, James. Es lo que somos- Aceptó ella, sonrió.
James la miraba aún serio. No le gustaba la idea pero sería bueno que le
enseñara a defenderse. Una cosa tenía clara, no la dejaría unirse a la batalla
- Mañana por la mañana, es jueves, ven conmigo al
bosque, te estaré esperando en el puente- Le dijo James llevándose a la mano a
la cabeza- Eres testaruda, pero valiente Derye.
-Mañana- Asintió ella- Me iré a dormir
-Es buena idea, mañana necesitarás fuerzas
Derye salió de la biblioteca pero antes de irse
volvió a mirar a James, su pelo y sus ojos, la fascinaban.
Él la miraba como si fuera una pieza de cristal que
en cualquier momento se podía romper pero sonrió al ver la sonrisa que tenía en
su rostro y la despidió con la mano
Al llegar a su habitación, la chica se lanzó en su
cama como una niña pequeña y cogió su
almohada, sonriendo. Tenía la oportunidad
de demostrar que no era frágil y débil.
Mientras pensaba en como sería mañana, poco a poco
cerró sus ojos y se quedó dormida, susurrando el nombre de James.
Cuando los primero rayos de sol habían atravesado
los ventanales de la habitación, Derye ya estaba despierta, se había duchado.
Se vistió de negro como ayer, pero en vez de la botas de tacón llevaba unas
botas con una ligera base de plataforma. Se recogió el pelo en una media
coleta, dejando algunos mechones sueltos.
Bajó a la cocina, desayunó y se llevó algunas
manzanas para el camino. Salió del castillo hacia el bosque. Vigiló que nadie
la observara y entonces salió de los dominios de las murallas, adentrándose al
bosque.
Era la primera vez que salia del castillo pero era
fácil saber por donde ir, un suelo de piedra la llevaba hasta un camino de
tierra que la conducía hasta un puente.
Divisó a James sentado en la hierva. Tenia el pelo
alborotado y sus ojos miraban el agua. Llevaba una camisa blanca y unos tejanos
negros. La vio al otro lado del puente y alzó la mano.
Se quedó mirándola unos segundo y una leve comisura
de sus labios se levantó, parecía contento.
-¡Hey! Derye - La saludó
-James- Sonrió y vio que detrás de él habían armas:
dos arcos, espadas, lanzas y flechas.
-Comenzaremos con el arco si te parece bien- Dijo
pasando le un arco y algunas flechas a la chica.- Este es el arco de mi
hermana, ella nunca lo usa así que pensé que te iría bien.
-Me va perfecto- Dijo cogiendo el arco blanco. Pudo
sentir que estaba hecho de alguna madera especial, era precioso.
-Es Graun, una madera de un árbol muy poco
frecuente.
-Es precioso
James se alejó un poco y señaló a un árbol que
tenía una diana dibujada, alzó su arco y con delicadeza y elegancia lanzo una
flecha, acertando en el centro de la diana. Cogió otra flecha y desde su
lateral se giró y lanzo la flecha, acertando otra vez.
-Es sorprendente- Dijo Derye acercándose.
-Tu turno- Le extendió el abrazó, dejándola pasar.
Derye cogió una flecha y la colocó como recordaba que le habían enseñado en su
campamento de verano anteriormente. James no dijo nada así que significaba que
lo estaba haciendo bien.
Cerró un ojo y se concentró en la diana. Disparó la
flecha, acertando a unos poco centímetros del centro. James la miró alzando las
cejas y con los brazos cruzados.
-¿Sabes disparar?- Preguntó él acercándose a ella
-Aprendí en los campamentos de veranos, ya sabes,
hogueras, tiro con arco, escalada, piscina... -Sonrió al ver su expresión
confusa de James
-Ese campamento parece interesante, quizás valla
algún día a ver como es.
-Estaría bien, tienen un puesto de McDonald cerca-
Rió al ver la cara de James, aun más perdida
-¿Es un centro militar?
-No, James, es un centro de comida rápida.
James la seguía mirando confundido. Quizás el chico
conocía el mundo humano, pero no completamente por lo que parecía.
-Creo que es mejor que sigamos- Dijo acercándose a
las armas cogiendo una lanza, se la lanzó a Derye. La cogió por suerte. Él
cogió otra.- Vamos a enseñarte a defenderte
-Está bien- Asintió ella
-Atácame y observa mis movimientos- Le ordenó
James. Ella miró la lanza y la empuñó, mirando fijamente a James, sus miradas
conectaron. Ella intentó golpearte por un lateral.
Error, él lo esquivó y dio un golpe en su lanza.
haciendo que se le cayera a Derye de las manos - Vas a tener que hacerlo mejor
princesa
-Observa y verás- Dijo al mismo tiempo que fingió
darle pero cambió de lado y le dio en el pié- James la miró con los ojos
abiertos a la vez que recomponía el equilibrio
-No está mal- Cogió su lanza e intentó darle pero
ella frenó el golpe rápidamente, él sonrió y dio un giro agachándose del golpe
que le quería asestar Derye, dándole con la lanza en los pies, haciendo que se
caiga.
- Pero no es espectacular, si fuera una sombra o un
guerrero de Cróton, estarías muerta, no en segundos, pero si en minutos.
Necesitas equilibrio y agilidad. Observa los puntos débiles de tu adversario,
céntrate en ellos
James hizo girar su lanza e intentó asestar un
golpe a Derye, ella lo esquivó, rodó por el suelo, se levantó y con una energía
espectacular asestó un golpe a James, él lo paró, dejando sus rostros a escasos
centímetros, sus miradas estaban aún conectadas.
Derye aprovechó eso y dejó de presionar contra la
lanza de James dando un giro y asestando en los pies del chico, James perdió el
equilibrio y se calló.
Se levantó acto seguido de caerse, evitando el
golpe de Derye por enésima vez. Con un giro de muñeca asestó en la lanza de
Derye con tal sutileza y fijación que a la chica se le calló de las manos he
intentó cogerla, pero James la hizo caerse.
-No es tan mal como esperaba, te falta aprender
bastante pero tienes una buena base- Dijo dándole la mano, ella la cogió y se
puso en pie- Por hoy dejemos las armas
James lanzó la lanza junto al pequeño arsenal que
había cerca de un árbol, Derye hizo lo mismo. El chico caminó por el bosque
hasta llegar a una zona donde las raíces de los arboles sobresalían lo
suficiente como para poder trepar el árbol con poca dificultad.
-Voy a enseñarte a volar- Sonrió haciendo que unas enormes
alas negras e imponentes apareciesen de su espalda.
Se elevó hasta un árbol- Al principio parece
imposible, todos los ciudadanos lo creen imposible pero lo llevan en la sangre,
no tanto como tú o como yo, pero lo llevan. Derye cierra los ojos y siente el
viento de tu alrededor.
La chica cerró los ojos- ¡No pasa nada James!-
Respiró aún con los ojos cerrados.
-Concéntrate Derye, siente fluir el aire por tu
cuerpo y forma parte de él, concéntrate- Volvió a gritar.
Derye seguía con los ojos cerrados y respiró, por
cuarta vez, profundamente. Se concentró en la pequeña ráfaga de aire que corría
por esa parte del bosque, se imaginó como recorría su pelo, su piel, se sentía
bien con esa sensación.
-¡Imagina que te estás elevando!- Grito con una
sonrisa aun en el rostro. La chica volvió a respirar y abrió los ojos
-James no ocurre nada ¿Estás seguro que puedo
hacerlo?- Dijo un poco frustrada. Él chico esbozó un sonrisa y la miró.
-Claro que puedes- Rió- mira detrás de ti.
La chica se giró y ahogó un grito. Vio unas
delicadas alas negras en su espalda, probó a expandirlas y así lo hizo. Sonrió.
-Tengo alas James- Dijo sorprendida- ¡Las tengo!
-Claro que las tienes- Rió- Ahora sube aquí, es
como mover las manos, solo que en vez de parecer idiota moviendo las manos,
vuelas.
La chica los hizo y las delicadas alas negras
empezaron a moverse, haciendo que poco a poco se elevara del suelo.
La chica no estaba en total equilibrio aun con su
nueva disposición de transporte, pero se defendía.
Consiguió llegar hasta la rama más alta donde se
encontraba James, él la cogió de la mano y la tiró hacía él, haciendo que
cogiera equilibrio.
-Ahora vamos a probar algo un poco más complicado
Derye- Dijo el saltando del la rama y sosteniéndose en el aire, vamos arriba
Derye- Dijo poco antes de dispararse por encima de las copas de los arboles,
pudiendo contemplar todos los reinos.
-¡James! No puedo hacer eso, me voy a caer
-No te caerás, confía en mí, las vistas son
espectaculares.
La chica se apoyó en el árbol con la mano y miró
hacia el suelo. No se había dado cuenta de a cuanta altura se encontraba hasta
ese momento. Cerró los ojos y con los puños cerrados, saltó.
Descendía rápidamente, esperando que sus alas se
movieran. No se movían, estaba asustada hasta que sintió como sus finas alas se
movieron y abrió los ojos. Estaba a unos dos metros de suelo, suspiró aliviada.
Miró hacia arriba he ascendió hasta sobre volar las
copas de los arboles. Al llegar donde estaba James, el la miraba divertido.
-Casi me caigo de verdad James- Espetó ella.
-Pero no lo has hecho ¿Verdad? - Sonrió- Cálmate y
observa esto- Dijo mostrandole el paisaje. Se veía todo, los tres reinos, el
lago, el rió, el mar.
Al pensar en el mar pensó en el país de Cróton, y
en Sebastian. Bajó la mirada unos segundo y sacudió la cabeza, no podía pensar
en él.
Volvió la vista al paisaje y divisó la continuación
del bosque. Era tan verde...Pero frunció el cejo al ver que pasados varias
millas, el bosque estaba muerto, miró a James
- Es el quinto reino, el hogar de las sombras-
Susurró con una voz áspera y sus fríos ojos fijos en él- Cada día avanzan más.
Derye lo miró, ascendió un poco más, James la
siguió.
-¿Y esas cuevas?- Señaló la chica
- Se dice que conecta con el mundo élfico.
Antiguamente, los bosques del quinto reino eran su hogar... Ahora se han visto
obligados a recluirse a las montañas. Es desolador ver como unas criaturas con
tanto poder han tenido que huir como ratas.- Miró a Derye- Pero no tenían
opción, cada bosque de cada reino es para una criatura.
>> Este es para las hadas, o las pocas que
quedan después de la batalla de los 15 años; el de Feret, ninfas y sirenas que
habitan en el lago- Derye lo miró desconcertada- Sí, Derye, existen las
sirenas;
Gert protege a pequeños gnomos que habitan cerca de
su musgo y usualmente les revelan de vez en cuando alguna medicina especial;
Cróton aguarda a una raza de lobos legendarios, los
que ví, que son tan grandes que pueden acabar con un humano en menos de unos
segundos- Miró a Derye- Aunque con nosotros lo dudo
-Esto es demasiado fantástico James, hace unas
semanas creía solo en las guerras entre estados para conseguir poder, creía que
ladrones y otras cosas peores, lo único mágico que pude ver en mi vida fue
cuando entré a una tienda de ocultismo, y hoy descubro más cosas que
anteriormente me decían que eran cuentos de hadas y fantasías. Es bastante
chocante la verdad
- En realidad el ser humano no quiere creer en lo
que es fantástico, Derye. Para ellos es mejor, aveces ser ignorante a ciertas
cosas los salvan de muertes imposibles de parar, como un guerra. Ellos ya
tienen suficiente con ellos mismo, no necesitan más peligro en sus vidas.
- Quizás tienes razón, pero aun así no cambia el
hecho de que esto es demasiado alucinante
-Tienes razón- Sonrió- Será mejor que volvamos ya,
son las once. Todos estarán despiertos ya.
James y Derye volvieron a el castillo, al entrar
los dos se encontraron con Beatrice, estaba desayunando y los miró extrañada.
Derye reparó en que tenía unas cuantas hojas en el pelo y se las quitó
rápidamente.
-Hemos ido a cogerte algo- Dijo James sacando una
flor azul de su bolsillo- Toma.
-No tenías porque preocuparte James- Dijo Beatrice
con una gran sonrisa que hizo que Derye hiciera una pequeña mueca
-Voy a hacer algunas cosas, me voy- Dijo fingiendo
una sonrisa. Sabia que en parte era para despistarla de que habían ido a
entrenar, ya que podía decírselo a Kyle pero le sentó como una patada en el
estomago a Derye
Después de ese día, lo de ir a entrenar con James
al bosque se volvió una rutina que duró hasta el domingo, el lunes empezaban
las clases otra vez.
Cuando Derye le levanto, se fue a duchar como
siempre y al salir aún con el pelo mojado de la ducha, un sonido proveniente de
su móvil le llamo la atención. Era un mensaje. Y era de Sebastian.
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